Paysandú, Miércoles 08 de Agosto de 2012
Opinion | 06 Ago Desde hace cierto tiempo, algunas empresas, instituciones y grupos de diversa índole confían en las redes sociales, por el caso Facebook, para campañas promocionales o para la difusión de noticias. Basan su resultado en el plug-in “Me gusta”. Así, consignas como “Si te gusta mi canción pone Me Gusta”; “Hace clic en Me Gusta y ganate dos entradas al cine”, y por el estilo. O utilizan el otro plug-in, el de Compartir para difundir sus noticias. “Si te gusta, dale Compartir”.
El plug-in “Me gusta” fue añadido en 2010 por Facebook, pensando en acercar a las personas que comparten intereses. Pero con el paso de los meses, su uso se ha extendido más allá de ese concepto y se ha convertido en algo similar a “Fíjate que pase por aquí” o una respuesta a una pregunta intrigante o a la posibilidad de un premio, sea cual sea lo que se ofrezca.
Muchas marcas y empresas están en Facebook y es ciertamente una saludable política para expandir sus posibilidades de retención de marca en la mente de los facebookers. Pero, como coinciden los analistas, las redes sociales no son generadoras de popularidad empresarial. Poner “Me gusta” no implica que se generen ventas, simplemente porque cuando los usuarios se conectan a Facebook están lejos de hacerlo con una actitud consumidora, sino de esparcimiento.
Muy probablemente, con el paso de los meses, los masters en comunidad y marketing, quizás puedan establecer políticas rentables en las redes sociales, pero por otra parte, parece seguro que las redes sociales seguirán siendo el reino de lo ideal, donde cada usuario es amigable, solidario y entretenido. Son el espejo de lo mejor que quisiéramos ser, el lugar donde nos expresamos desde la comodidad de la pantalla y el teclado desde un mundo lúdico.
Es esa inestabilidad entre el mundo ideal y el cotidiano y real, lo que hace que las propuestas de venta y promoción utilizando la gratuidad de las páginas sociales no alcancen reales objetivos. Lo mismo pasa con las convocatorias a eventos, donde muchos hacen clic en “Asistirá” pero luego no concurren.
Todo es relativo en el mundo de los bits y así debe tomarse. Ya sea para no tener falsas expectativas ante el relacionamiento con un contacto por su foto “linda”, porque puede que no sea la suya; ya sea para proteger a los menores del canto de sirena de inescrupulosos mayores; ya sea para relativizar el “Me gusta”. Porque es hoy por hoy una demostración de “pase por aquí”, “recuérdame” o simplemente “te doy un clic”.
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