Paysandú, Jueves 09 de Agosto de 2012
Policiales | 05 Ago Tres montevideanos armados con dos revólveres rapiñaron a un hombre de 45 años que se encontraba atendiendo el kiosco de su esposa en Colón entre Montecaseros y Vizconde de Mauá, próximo a la medianoche del viernes, y fueron detenidos en un rápido procedimiento policial instrumentado por personal de la Seccional Primera.
“Fue poco después de las 11.30, luego del partido de Peñarol”, narró a EL TELEGRAFO Francisco Rosa, quien atendía el local comercial en compañía de una joven conocida de los propietarios del negocio, cuando ingresaron tres sujetos con los rostros cubiertos por bufandas. Dos de ellos portaban revólveres y uno permaneció en la puerta para impedir el ingreso de clientes. “Llegó una señora hasta la puerta y se retiró porque vio que estaba pasando algo raro”, recordó el damnificado.
El otro malviviente armado se dirigió a Rosa y le colocó el revólver a un costado. “Quedate tranquila o te matamos”, le indicaron a Rosa, con una calma que sorprendió hasta el propio damnificado. “No fueron violentos, actuaron con una calma y una sangre fría que no coincidía con la edad que aparentaban”, añadió la joven. Mediante amenazas, los asaltantes los condujeron detrás del mostrador y los obligaron a arrojarse al suelo, mientras le exigían el dinero. El comerciante le indicó entonces el recipiente que contenía la recaudación del negocio. “Serían 5.500 pesos, el dinero en realidad es lo de menos”, señaló Rosa.
Inmediatamente después de obtener el dinero, los delincuentes se aprestaron a retirarse. El que custodiaba la puerta se desprendió de un buzo, una gorra y emprendió la fuga por Colón al Este junto a los restantes, quienes a la vez comenzaron a deshacerse de sus prendas de vestir para no ser reconocidos. “Todo sucedió rápidamente, no duró más de un minuto”, apuntó el damnificado, aunque agregó que esos instantes de tensión “fueron interminables”.
RÁpido despliegue policial
La Policía tomó conocimiento de lo que estaba ocurriendo a través de un llamado telefónico recibido por la Mesa Central de Operaciones de Jefatura de Policía. Inmediatamente, personal de la Seccional Primera montó un importante operativo de saturación en la zona. Los primeros datos obtenidos permitieron establecer que los asaltantes habían continuado la fuga por Vizconde de Mauá al sur, por lo que se hizo un rastrillaje en las inmediaciones.
Al llegar a la Terminal de Ómnibus, próximo a las 0.40 horas, los efectivos observaron en el hall a dos individuos que, al ver a la Policía, se mostraron muy nerviosos. Cuando los policías se acercaron a los sospechosos, éstos intentaron retirarse, por lo que se los detuvo, estableciéndose que eran oriundos de Montevideo y carecían de antecedentes penales. Se los condujo al kiosco policial de la Terminal y se inspeccionó la mochila que llevaba uno de ellos.
Allí fueron hallados dos revólveres niquelados marca Rossi largos: uno calibre .22 con seis proyectiles vivos y el otro calibre .32 con una cápsula detonada. La numeración de una de las armas se encontraba limada y se presume que ambas fueron hurtadas. A la vez, se encontraron pasajes a Montevideo con hora de partida marcada para las 0.50; apenas diez minutos más tarde de que los delincuentes fueran detenidos. Paralelamente, se supo que los dos individuos estaban acompañados por otros tres, que fueron capturados en los andenes de la Terminal, aguardando el ómnibus en el que partirían de Paysandú. En la mochila que portaba uno de ellos se encontró una canana de revólver.
“Vamos a meter un caño”
Los cinco sujetos detenidos fueron conducidos a la comisaría, donde uno de ellos manifestó que habían llegado a Paysandú con el propósito de presenciar el partido disputado esa noche por Peñarol, junto a otros parciales de ese equipo, pero se quedaron sin dinero para retornar a Montevideo. Fue entonces que un conocido suyo, apodado “El Pelado”, fugado de la chacra de una institución dedicada a la recuperación de drogadictos, les propuso “vamos a meter un caño”; expresión utilizada en la jerga delictiva para referirse a las rapiñas.
Agregó que ellos aceptaron de inmediato y “El Pelado” se retiró para retornar poco después con los dos revólveres y las prendas de vestir que usaron para perpetrar el ilícito. Luego de la rapiña, usaron el botín para comprar pasajes para ellos y sus otros compañeros que carecían de dinero para volver a la capital.
La Justicia Penal dispuso que los malvivientes permanecieran detenidos a su disposición y fueran conducidos a la sede judicial, en donde resolvió el procesamiento con prisión de dos de ellos por un delito de rapiña especialmente agravada, el emplazamiento de otro de los detenidos para el lunes, en tanto ordenó la detención de un restante, presuntamente implicado en el ilícito.
“Enorme agradecimiento”
“Quisiera hacer público mi enorme agradecimiento al personal de la Seccional Primera por su rápido despliegue ya que poco más de media hora después de la rapiña, habían apresado a los malvivientes”, señaló Rosa. “Es algo que hay que destacar especialmente en estos momentos, cuando muchas personas se quejan de la actuación de la Policía. En mi caso soy testigo de cómo, aun en medio de importantes carencias, los policías siguen librando una batalla cuesta arriba contra la delincuencia; sinceramente estoy muy agradecido”, destacó por último el damnificado.
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