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Paysandú, Miércoles 15 de Agosto de 2012

Mesa redonda y debate

Regulación de la venta de marihuana ante políticas fallidas de prohibición

Locales | 09 Ago En el salón de actos del Liceo Nº 1 se realizó la mesa redonda y debate “Convivencia y Drogas”, con la presencia del cura salesiano Mateo Méndez, ex presidente del Interj, el asesor en sustancias del Ministerio de Desarrollo Social (Mides), sociólogo Agustín Lapetina y el secretario general de la Junta Nacional de Drogas, sociólogo Julio Calzada.
Bajo la coordinación de la oficina territorial del Mides, la instancia se desarrolló en torno a la regulación de la venta de marihuana --a través de un proyecto que promoverá el Poder Ejecutivo-- y su relación con la promoción de la salud y mejora de la convivencia ciudadana. “La idea es que luego comience un gran debate nacional abordando las diferentes dimensiones de la temática que requiere una discusión profunda que recién empieza”, aseguró Lapetina.
El asesor ministerial recordó que “el régimen actual que tenemos a nivel mundial se desarrolló en los últimos 40 años, más o menos desde 1971 hasta la fecha, cuando Estados Unidos le declaró la guerra a las drogas y empezó una batalla con políticas que han fracasado rotundamente por otras razones”.
Durante su exposición, Lapetina explicó que la política prohibicionista fijó su objetivo en la reducción de las plantaciones en todo el mundo y “hoy no se han reducido. En segundo lugar, quería bajar el nivel de consumo que sigue igual y en algunos casos mayor que antes y el tercer aspecto era evitar bajar la edad de inicio. Hoy vemos que los adolescentes son los primeros en experimentar con las sustancias, iniciándose a edades cada vez más precoces. Entonces, tres de los objetivos centrales de las políticas públicas de drogas de los últimos 40 años aplicadas en el mundo entero han fracasado, y a contrapelo, han empeorado con el aumento de la violencia sistémica, corrupción, descrédito de los adolescentes, retiro de los sistemas de salud de las personas que no piden ayuda y así podríamos hacer una larga lista”, enfatizó.
Lapetina estableció en este marco que un mercado regulado de marihuana “es necesario y bienvenido porque hay que pensar en alternativas a lo que hoy tenemos y opciones que permitan que los riesgos de las drogas sean más calculables y manejables. Esta medida persigue un objetivo central de separar mercados, en relación a otras drogas más riesgosas sicológicamente, como pasta base o cocaína”.
El sociólogo reconoció que la marihuana conlleva “un riesgo toxicológico menor” y planteó la necesidad de separar ambos mercados, para reducir “sustancialmente los comportamientos de riesgo que tienen las personas que van a comparar marihuana y se ven expuestas a que le regalen u ofrezcan experimentar con otras sustancias más riesgosas para la salud, en primera instancia la pasta base”.
Daños colaterales
Por su parte, el secretario de la Junta Nacional de Drogas, Julio Calzada, indicó que la discusión recorre el país “si bien comenzó en Montevideo. La idea es clarificar por todas las vías posibles la propuesta del Poder Ejecutivo y que la sociedad tenga posibilidades de discutirla. Hemos hecho un gran avance al observar que el conjunto de la sociedad está hablando sobre un tema importante, como el uso de drogas en general y el cannabis en particular”.
El sociólogo reiteró que “la propuesta del Poder Ejecutivo se basa en que trabajamos sobre un modelo que ha sido la prohibición y del control penal que tiene 50 años, que no es un gran tiempo en la historia de la humanidad”. Naciones Unidas hizo mediciones entre 1998 y 2008, encontrando que el consumo de las tres principales drogas que quiere controlar --heroína, cocaína y marihuana-- se expanden en ese período. Durante 1998, en la conferencia Ungass (período extraordinario de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas), se había propuesto reducir o eliminar el consumo de estas sustancias y a los diez años cuando pasa raya, se encuentra con que ha crecido el consumo de todas estas sustancias”. Calzada definió que los daños colaterales “como el narcotráfico, tráfico de dinero o de armas y lavado de dinero han tenido un impacto mayor en la sociedad”.
Educación y trabajo
En tanto Mateo Méndez, el ex titular del Interj, enumeró las propuestas y herramientas efectivas con adolescentes en situación de riesgo social. “Para toda persona es fundamental la educación y el trabajo y son dos iniciativas que en los últimos años hemos llevado adelante en Tacurú Montevideo”, entre otros centros. El sacerdote salesiano dijo que los jóvenes deben manifestar convencimiento de “estudiar para la vida y no para ese momento que les ha tocado atravesar y que el trabajo dignifica. Con este binomio educación-trabajo, los ayudamos a crecer como personas y ser responsables de su propia vida”. No obstante, aclaró que para lograrlo “hace falta una comunidad que acompañe y un grupo humano que crea en esas posibilidades de cambio en los adolescentes”.
Luego, Méndez reflexionó largamente en la tarea del educador, al asegurar que “si no cree en la tarea de la docencia, no puede ser docente. Tiene que estar convencido que el adolescente se puede recuperar, de lo contrario, deberá analizar seriamente dejar de ser docente. Cuando tratamos con jóvenes en conflicto con la ley, observamos que se tiende a creer que no hay cambios ni posibilidades en sus vidas, por eso, por honestidad profesional tiene que dejar su cargo e irse. Don Bosco decía que en el corazón de todo adolescente hay una riqueza interior que hay que ayudar a buscar, y al corazón de un adolescente no entra cualquiera. A ese corazón no se llega por título, ni por ser intelectual, no se llega por autoridad, no entra el docente más brillante, ni el sicólogo, ni sociólogo”. Méndez destacó que la llegada será a través de la empatía, “porque el otro interesa y no por manipular su conciencia. Es importante que el adolescente, que en estas situaciones ha perdido casi todo o que no ha tenido casi todo, sea contenido y no pensemos en que ha tenido mala suerte. La mala suerte es que no tuvo a alguien a su lado cuando lo necesitaba y que esperaba un no cuando tuvo un sí. La mala suerte tiene un rostro y un nombre o una institución”.
Después de ejemplificar casos de menores con determinadas problemáticas sociales y la solución adoptada oportunamente, expresó que “otro elemento es la razón. La autoridad y el autoritarismo lo único que hacen es generar sumisos, cuando impongo el por qué de determinadas cosas, estoy sometiendo al otro a la autoridad que me da el cargo, la lapicera y el libro del profesor. Creemos muchas veces que los adolescentes en su vida están precisando una oreja que los escuche y no un dedo que los señale”.
Finalmente, se abrió una instancia de participación con el auditorio, integrado en su mayoría por liceales, docentes y técnicos invitados.


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