ALGARABÍA SANDUCERA EN MONTEVIDEO

Locales | 14 Ago MONTEVIDEO (Por Eduardo Lima Musmano). Un cerrado aplauso siguió al golpe del martillo cuando el rematador adjudicó al Banco de la República la compra del edificio de Paylana en la suma de dos millones de dólares, con lo que --por un total de 2.650.000 dólares más comisión e impuestos-- el BROU adquirió los bienes prendados a su nombre por la deuda de 22 millones de dólares que tenía Paylana S.A.
Casi todos los asistentes, algunos vinculados a la industria textil, políticos, representantes de Cotrapay y los abogados del BROU sonrieron satisfechos al confirmarse que el banco estatal quedó como propietario absoluto de las maquinarias y el inmueble de la ex fábrica Paylana S.A., necesario paso previo para que la Cooperativa de Trabajadores de Paylana pueda recibir el apoyo financiero del Fondo de Desarrollo (Fondes).
TRES LOTES
El rematador Enrique Stajano, acompañado por el alguacil delegado de la jueza letrada de concurso de primer turno, Teresita Rodríguez Mascardi, dio comienzo a la presentación de los tres lotes que salieron ayer a remate público: los 16 telares más modernos que tenía Paylana, las 210 máquinas que componen el resto del equipamiento y el edificio.
Eran pasadas las 15 cuando el martillero pidió a un funcionario que confirmara que en la puerta no hubiera nadie que quisiera entrar al remate --y que si así fuera lo invitara a pasar-- luego de lo cual ofreció los primeros telares sugiriendo un valor de 100.000 dólares, valor base que fue aceptado por un particular. Un minuto después, y dando muestra de no tener intención de regatear, uno de los abogados del banco ofreció 150.000 dólares. Nadie más picó y fue adjudicado a ese comprador, que era un desconocido para el rematador y le pidió la cédula de identidad para hacer la boleta correspondiente.
Otra vez el martillero pidió que confirmaran sobre la posible presencia de algún interesado en el remate y se lo invitara a entrar a la sala. Nadie esperaba ingresar.
MEDIO MILLÓN
Llegado el turno del resto de la maquinaria, que completaba el equipamiento actual de la fábrica, donde estaba la caldera, plegadoras, compresores y otros. Stajano pidió ofertas para abrir la subasta pública de ese lote y sugirió 300.000 dólares. Un par de minutos pasaron cuando el abogado del banco --aunque nadie había siquiera tomado la base-- aumentó la cifra a 500.000 dólares. Otra vez vendido, y otra vez ver si en la puerta había alguna persona que quisiera entrar al remate. Mientras esperaban, el propio rematador tomó una bandeja metálica y ofreció trozos de chocolate en rama a los asistentes al remate, incluyendo a los dos efectivos policiales que estaban en la sala. Y por tercera vez el funcionario confirmó que nadie estaba esperando para entrar.
UNA SOLA OFERTA
El tercer lote era el definitivo: el complejo textil con 20.000 metros cuadrados de construcciones y 40.000 de superficie total se puso a la venta. El martillero pidió “una oferta razonable” por el bien, anunciando que tenía una deuda de un millón de pesos de contribución inmobiliaria y 217.000 pesos de impuesto de Primaria, los que serían pagados “por el expediente”.
Hubo silencio en la sala. Reiteró la solicitud de ofertas, y el mismo abogado del BROU ofreció dos millones de dólares. Tomada la oferta, Stajano insistía en ofrecer el inmueble aunque no tuvo ninguna otra respuesta. Miró al alguacil, advirtió que a la cuenta de tres lo vendía, y fue lo que sucedió. El Banco de la República Oriental del Uruguay se convirtió en el dueño de todos los bienes sanduceros de la ex Paylana S.A.
El aplauso casi unánime que selló el evento fue protagonizado entre otros por el Intendente Bertil Bentos, los diputados Gustavo Rombys y Walter Verri, el senador Ernesto Agazzi, los representantes de Cotrapay con sus asesores legales Enrique Malel y Julio Pérez y el representante del MTSS en Paysandú, el abogado Guillermo Caraballo.
REGOCIJO EN LA CALLE
Afuera de la sede de la Asociación de Rematadores en calle Uruguay casi Andes, estaban unos cien ex trabajadores de Paylana con buzos y gorros blancos con el logo de Cotrapay y una leyenda sobre la defensa de la fuente de trabajo. Los acompañaban otro centenar de personas, casi todos integrantes de otras cooperativas de trabajo y sindicatos capitalinos.
Una vez conocida la noticia, aplausos, vivas y golpes al tambor y redoblante que habían llevado hicieron saber de la alegría que sintieron los trabajadores. Varios minutos duró la algarabía, y tras conocer algunos detalles por parte de los directivos que habían estado en la sala del remate la delegación fue hacia la plaza Independencia, donde festejaron un rato más.
La larga espera de los trabajadores para confirmar que el Estado uruguayo fuera el dueño de Paylana y así posibilitar su acceso a la fuente productiva estaba terminada.