Opinion | 16 Ago El 83,6% de los alumnos participantes del Programa de Maestros Comunitarios logró la promoción en 2011. La experiencia, de carácter socio educativo, está siendo aplicada desde setiembre de 2005 y fue replicada en Argentina y Chile.
Se trata de un emprendimiento conjunto del Consejo de Educación Inicial y Primaria e Infamilia (Mides), que apunta a mejorar los aprendizajes de alumnos de contexto social desfavorable y en riesgo de desvinculación, en una estrategia que incluye a las familias y la comunidad.
El programa es llevado adelante en 342 escuelas e involucra actualmente a 554 maestros y 15.680 niños, atendiendo cada maestro comunitario a un promedio de 31 niños en el año.
Entre 2005 y 2011 Montevideo es el departamento con mayor cantidad de niños atendidos, seguido por Canelones, Rivera y Salto.
En este período los alumnos que más requirieron de este apoyo tienen entre 6 y 8 años, que constituyen el 50% de la cobertura del programa. Según la estadística, en 2011 se observó que el grueso de los niños se encuentra cursando primero o segundo año (42%), en tanto que el 63% de los niños que participaron presentaron historiales de repetición escolar.
La evaluación del programa considera que ha servido para reducir la proporción de niños que repitieron dos o tres veces. No obstante, se mantiene la tendencia de que las repeticiones se concentran, mayoritariamente, en primer y segundo grado (57% y 22%, respectivamente).
De todas formas, en 2011 se registra la tasa de promoción más alta desde que se inició el monitoreo del programa, ya que el 83,6% de los participantes logró el objetivo.
La estrategia discurre por variadas líneas pedagógicas que comprenden, por ejemplo, la instauración de un proceso de alfabetización dentro de los propios hogares, con la lectoescritura como eje básico, actividades grupales con niños con antecedentes de fracaso escolar, rezago o abandono debido fundamentalmente a problemas vinculares o de aprendizaje y estrategias de aceleración escolar para niños de extra edad con altos niveles de repetición o bajo rendimiento escolar.
Sin duda es una buena noticia saber que este tipo de apoyos a los niños que asisten a la escuela pública uruguaya están siendo efectivos y, fundamentalmente que se hayan buscado formas de involucrar a las familias en la mejora del proceso de aprendizaje, lo que ayuda a recomponer el indispensable vínculo entre la escuela y la familia, además de alentar el deseo de aprender por parte de los niños.