Opinion | 18 Ago Según un estudio publicado en la Revista Médica del Uruguay, el 49 por ciento de las usuarias del Hospital Pereira Rossell, de Montevideo, dejó de controlarse durante su embarazo “por falta de interés”, pese a que todas sabían de la existencia de los controles de embarazo y el 95,5%, incluso, era capaz de reconocer su importancia para el buen desarrollo del bebé.
La encuesta se realizó entre mayo y julio de 2009 por un grupo de investigadores de la Facultad de Medicina y los resultados fueron publicados en el artículo “Embarazo sin control. Análisis epidemiológico” de la última edición de la revista del Sindicato Médico.
Dejan en claro asimismo los profesionales que la falta de interés no tiene correlación con la edad, como se podría suponer. De hecho, las madres adolescentes son solo 17,8% del total de las que no se controlaron.
El punto es que las mujeres que no tuvieron interés en monitorear su embarazo tampoco controlan otros aspectos de su salud: según el estudio, dos tercios admitió no haber consultado nunca a un ginecólogo. Además, el 14% sufre alguna enfermedad crónica y no se trata.
Asimismo, esta desaprensión sanitaria también se encontró en el porcentaje de fumadoras; se observa que más de la mitad de las embarazadas encuestadas fuma y no abandonó el hábito en los meses de gestación. El 2,9% tomó alcohol y el 12,6% consumió alguna droga, más frecuentemente pasta base.
Si bien esta encuesta tuvo lugar en un centro específico, al que concurren muchos usuarios de grupos de contexto crítico, en mayor o menor medida esta realidad puede extrapolarse a todo el sistema de salud, con distinto grado de incidencia, pero en todos los casos con niveles altamente preocupantes, por cuanto pone de relieve que estar en conocimiento de los riesgos no significa que se actúe en forma condigna, lo que revela un alto grado de irresponsabilidad.
Ello se magnifica si tenemos en cuenta que en este caso específico se trata de embarazadas, que ponen en riesgo su vida y la de sus bebés, no solo por falta de controles, sino que además han caído en adicciones y prácticas de alto riesgo para el feto, lo que da la pauta de que debe ponerse énfasis en la difusión de la importancia de estos problemas y en la educación, así como en encarar un seguimiento mucho más de cerca de los grupos de riesgo.