Paysandú, Viernes 24 de Agosto de 2012
Opinion | 17 Ago La problemática de la salud rural ha sido un nudo gordiano para todos los gobiernos sin excepción, como es asimismo el caso de otros servicios que tienen como común denominador el atender una población dispersa, muchas veces en lugares muy alejados de los centros dispensadores de servicios y que conllevan por lo tanto un alto componente de afectación de recursos humanos y materiales por habitante, contrariamente a lo que se da en centros poblados urbanos de alta concentración.
Esta población dispersa es por lo general constituida por familias de escasos recursos y a la vez con muy relativo poder de hacer sentir sus reclamos en los ámbitos de decisión, tanto políticos como orgánicos de las dependencias del Estado e incluso privadas, y a la vez chocan con la lejanía de los centros de atención para obtener en tiempo y forma la atención sobre todo en situaciones de urgencia y emergencia, nada menos.
La Federación Médica del Interior (FEMI), que reúne a las mutualistas del Interior, sostiene que no se han registrado avances en el Programa de Salud Rural que fuera anunciado en su momento por el presidente José Mujica como uno de los planes sanitarios prioritarios para el presente año.
Según el presidente de la FEMI, Edgardo Mier, no se han registrado avances en este plan y señaló que se ha volcado a trabajar a efectos de tener un diagnóstico sobre la situación de la asistencia en los pequeños poblados y en el campo.
Este trabajo de la federación fue presentado hace unos dos meses y propone “una salida para los poblados más chicos y la gente que está en pleno campo”, según expresó el dirigente gremial a El País, y de acuerdo al estudio del gremio médico, hay unas 250.000 personas viviendo en poblados de menos de 1.500 habitantes. De ellos, unos noventa mil viven en el campo y son por lo tanto población rural dispersa, y según aclaró Mier, a diferencia de lo que se había planteado inicialmente por el gobierno, “no hay pueblo en Uruguay de más de 1.500 habitantes que no tenga médico radicado en forma permanente”.
Por lo tanto, en base a este diagnóstico, la propuesta de FEMI es llegar con los equipos de salud de acuerdo a lo que necesiten esos poblados de menos de 1.500 personas o los habitantes de áreas rurales, es decir los del denominado interior profundo, sobre la base de una complementación de servicios entre el Estado a través de ASSE, la propia FEMI y las intendencias.
Destacó que este ha sido “un trabajo muy serio, muy real, pero hace dos meses que no tenemos respuestas”, por lo que esta semana la iniciativa será presentada a los diputados y senadores para su estudio.
Por cierto que debe valorarse el aporte de una institución privada para contribuir a generar las respuestas que el olvidado interior profundo está esperando desde hace décadas, y pese a algunas mejoras que se han registrado con los años en cuanto a acercar los servicios a los habitantes de zonas rurales, a lo que ha contribuido sin dudas una mejora en las comunicaciones físicas y también la situación socioeconómica en el agro, hay vastas regiones que tienen un serio déficit tanto en atención preventiva como asistencial, y mucho más aún cuando se trata del acceso a las modernas tecnologías, incluyendo la atención de urgencia con la correspondiente derivación hacia centros de alta complejidad.
Por supuesto, debe ponerse énfasis en la faz preventiva, que solo puede lograrse mediante recorridas sistemáticas, convocatorias periódicas y contando a la vez con médico residente en la zona, que de acuerdo a la FEMI, y como todos sabemos, son muy escasos cuando se trata de poblaciones de menos de 1.500 habitantes.
Entre otros aspectos, debería promoverse la radicación obligatoria, por determinado período, de médicos en el interior rural, ya desde su egreso de la Facultad de Medicina, como una condición para el ejercicio de la carrera por los nuevos médicos, como una forma de retribución a la sociedad y sobre todo al Interior por hacer gratuita para los estudiantes, aún para los más pudientes, una carrera que es muy costosa para el erario, que somos todos los contribuyentes. En esta línea, y manteniendo el concepto de búsqueda de una mayor equidad entre los ciudadanos en cuanto al acceso a la atención a la salud en sus respectivos niveles, es de recibo la propuesta de la FEMI de tener una participación activa y complementaria entre ASSE y los prestadores privados de salud, que no quede en los enunciados, sino que se materialice en acciones valederas en el corto, mediano y largo plazo, para comenzar a superar un déficit crónico hasta ahora irreversible.
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