Opinion | 28 Ago Líderes de todo el mundo reunidos en Estocolmo hicieron un llamado al sector público y privado a efectos de que aumenten en forma sustancial las inversiones para reducir las pérdidas de alimentos en la cadena de suministros, mejoren la eficiencia en el uso del agua para la agricultura y detengan el desperdicio por parte del consumidor. El llamado se produce en el inicio de la Semana Mundial del Agua 2012, que se enfoca en el tema “El agua y la seguridad alimenticia”.
“Más de un cuarto de toda el agua que usamos en el ámbito mundial se destina a hacer crecer miles de millones de toneladas de alimentos que nadie consume. Esa agua, junto con los miles de millones de dólares que se gastan para cultivar, embarcar, empacar y adquirir alimentos, termina siendo desperdiciada”, afirmó Torgny Holmgren, director ejecutivo del Instituto Internacional del Agua de Estocolmo.
Reducir el desperdicio de alimentos es la ruta más inteligente y directa para aliviar la presión sobre los recursos hídricos y terrestres. Es una oportunidad que no podemos permitirnos pasar por alto en el planeta y, por otra parte, cada país de acuerdo a sus características, problemas y necesidades locales debería hacer un uso más eficiente y cuidadoso de este recurso esencial para la vida humana.
En el caso concreto de Uruguay, el agua es un recurso abundante pero también amenazado en la medida que algunos usos industriales o impactos productivos e, inclusive, colectivos que le damos al agua están poniendo luces de alerta que deben ser atendidas.
A modo de ejemplo, señalamos casos de cursos de agua contaminados por el desecho inadecuado de productos fitosanitarios (fundamentalmente referidos al lavado de envases) que realizan algunos productores; o sin ir más lejos, el arrojo al río Uruguay de todos los efluentes de saneamiento que realizan varias ciudades costeras --entre ellas Paysandú-- que no cuentan con plantas de tratamiento de vertidos de OSE.
Sumado a esto, hay otros impactos muy evidentes que aún no han sido tomados con la seriedad que ameritan, como es el caso de la eutrofización del agua, manifestadas en repetidas floraciones algales que afectan ciertos usos del agua puesto que significan un peligro para la salud, ya sea por contacto o ingestión.
En definitiva, se trata de un recurso tan importante que no porque siempre lo hayamos tenido a discreción en nuestro territorio, significa que debamos descuidar.