Opinion | 29 Ago En recientes declaraciones a EL TELEGRAFO, el presidente de la Sociedad Médico Quirúrgica de Salto (Centro Médico SMQS), Dr. Miguel Villar, recordaba que desde hace catorce años esta entidad promueve la instalación de un Instituto de Medicina Altamente Especializada (IMAE) cardiovascular para el norte del país, y aventuró que posiblemente se tendría “antes de fin de año” una resolución en este sentido.
Según relató el profesional, Salto cuenta con el angiógrafo y un técnico, y reafirmó la necesidad de contar con este IMAE para poder atender antes de las dos o tres horas a quienes padezcan un infarto de miocardio, para lo que además existe al norte del río Negro una cantidad de población que justifica la instalación.
Agregó que “fuimos a hablar con el ministro de Salud Pública, Jorge Venegas, y creo que la demora es por los tiempos burocráticos. Pero soy optimista en cuanto a que antes de fin de año podamos contar con un IMAE”.
El profesional tal vez no ha querido en estas declaraciones llevar el tema a sus raíces y prefirió dejarlo en aspectos “burocráticos” antes que lo que realmente es, un tema de voluntad política del gobierno de turno, de falta de decisión de las autoridades nacionales de romper con el esquema de intereses de las grandes corporaciones de profesionales que han sido determinantes para que prácticamente todos los centros de alta especialización estén en Montevideo.
La instalación de centros de este tipo en el Interior es en realidad un reclamo que data desde hace décadas, ante gobiernos de todos los partidos, pero la porfiada realidad indica que ni colorados, ni blancos ni frenteamplistas han estado a la altura de las circunstancias a la hora de atender los legítimos reclamos de la otra mitad del país, para no solo tender a descentralizar la atención de pacientes de alto riesgo, sino a la vez evitar largos desplazamientos de personas en situación crítica de salud, con todos los riesgos adicionales que ello entraña.
Mientras tanto, en Montevideo se han seguido instalando estos centros de alta tecnología, concentrando equipos similares en pocas cuadras a la redonda en la capital del país, por lo que a lo largo de los años hacia allá han debido converger pacientes de todo el Interior, ante un círculo vicioso donde los mayores recursos y mayor concentración de pacientes justifican mayores inversiones en más tecnología.
Recientemente, el Ministerio de Salud Pública anunció que ha decidido la instalación de un IMAE cardiovascular en Tacuarembó, que funcionaría en la órbita público-privada, por lo que la iniciativa salteña sería a esta altura complementaria para llegar así a todo el proceso de recuperación de problemas cardiovasculares en el norte del país.
Precisamente la regionalización es la respuesta a dar en este escenario, a través además de una complementación público - privada, de forma de optimizar el uso de los recursos e infraestructura necesaria para que estos institutos funcionen debidamente y sean en lo posible autosustentables.
Y uno de los proyectos de regionalización prioritarios debería ser la instalación de un IMAE cardiológico al norte del río Negro, de forma que sobre todo pacientes de Artigas, Rivera, Salto, Tacuarembó y Paysandú, no sigan en la encrucijada de tener que trasladarse en viajes que insumen varias horas de carretera consumiendo un tiempo que es vital para la mejor recuperación y la propia vida de quienes se enfrentan a un percance de estas características.
Como sea, desde hace ya años se está en estas conversaciones con ASSE, e incluso en más de una oportunidad estuvo “decidida” y anunciada la instalación de un centro cardiovascular en Salto, para encontrarse que tras un cambio de autoridades en este organismo, se tuvo que hacer todo el trámite de nuevo porque las nuevas autoridades no tenían ninguna información al respecto. La posible complementariedad entre los hospitales de Salto y Tacuarembó, como sería por ejemplo dejar en Salto un instituto para abordar todo lo que hace a la angioplastia central, para hacer en Tacuarembó la cirugía cardíaca, es una idea que se inscribe en la necesaria regionalización, como así también lo es incorporar un resonador magnético nuclear en Comepa.
Y fundamentalmente, con uno u otro ministro, con las autoridades de ASSE que sea, de lo que se trata es que las propuestas se concreten, para de una vez por todas hacer que la medicina altamente especializada esté más cerca de los eternamente postergados habitantes del Interior.