Paysandú, Lunes 03 de Septiembre de 2012
Opinion | 02 Sep Las organizaciones de la sociedad civil, de las cuales existen muchas en el departamento y la región, juegan un rol fundamental en distintos aspectos del quehacer de la sociedad y son, en muchos casos el primer escalón de acción comunitaria o vecinal.
Pensemos por ejemplo en las sociedades civiles integradas por cooperativistas de vivienda por ayuda mutua, clubes deportivos, asociaciones profesionales, grupos productivos, e incluso, de vecinos que autoconvocados, se reúnen y comienzan a trabajar para concretar la solución de sus propias necesidades como colectivo.
La mayoría de los integrantes de este tipo de organizaciones realizan trabajo voluntario y su acción es sumamente importante para la sociedad en su conjunto, desde aquellos que se suman a organizaciones de ayuda y beneficencia, como podría ser la Cruz Roja, a otros que se han nucleado por cosas muy específicas de su ámbito de acción e intereses, como podría ser los ejemplos anteriormente mencionados de cooperativistas de vivienda o asociaciones profesionales. En cualquier caso, la existencia de estas organizaciones se justifica en el hecho de que se encargan de aquellos que otros actores sociales no lo hacen o colaboran con fines generales que, justamente por ser tan amplios, muchas veces se diluyen en lo que respecta a responsabilidades concretas.
Más reciente en el tiempo es la aparición de similares organizaciones y grupos motivados por temas como la protección ambiental o patrimonial y aunque a primera vista sus objetivos parecieran más alejados de los intereses y necesidades inmediatas de la gente, no son menos importantes y merecen también el reconocimiento social de sus acciones. Por eso, congratula que desde la esfera pública gubernamental y el apoyo internacional se los esté teniendo en cuenta, por ejemplo, a través de llamados para recibir fondos no reintegrables o donaciones para ejecutar proyectos concretos para realizar en las comunidades. Ninguna acción de este tipo cae en saco roto si está bien diseñada y gestionada y a veces, con pequeñas inversiones en las actividades y proyectos de estos grupos, se puede hacer una gran cosa que sería muchas veces imposible sin ese envión. Por otra parte, contar con apoyos que motiven y sean generadoras de realizaciones concretas --por muy pequeñas que sean-- siempre es un aliciente para la participación social y comunitaria, que en el último tiempo se encuentra en crisis. Aunque esa es otra historia.
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