Opinion | 01 Sep Más allá de objeciones que siempre surgen ante algún emprendimiento, algunas legítimas y otras no tanto, siguen avanzando, ahora con un ritmo sostenido, las obras de remodelación del centro de la ciudad.
El emprendimiento apunta a transformar la cara de un tramo de cinco cuadras de la principal arteria, transformando la fisonomía para asemejarla a un paseo en el que convivan peatones y vehículos, en lugar de ser solo una arteria para circulación vehicular con estrechas veredas para el desplazamiento de las personas.
Como en toda obra, hay quienes están a favor y quienes están en contra, pero hemos coincidido en general los sanduceros en que había que hacer algo respecto al vetusto centro. Es así que ya desde la última administración del Arq. Walter Belvisi se hablaba de un “ensanchamiento” de la vereda en las esquinas, que serían ornamentadas con plantas y bancos, y luego hubo otro impulso durante la intendencia de Alvaro Lamas, en que se hicieron algunos bocetos con aportes del Centro Comercial (CCIP).
También durante el período de gobierno de Julio Pintos se conversó sobre el proyecto, sin que se llegara a lograr un proyecto definitivo, se siguió dándole largas a la idea, al fin de cuentas.
Con la Administración Bentos se retomó el anteproyecto, continuaron los contactos con el CCIP y se llegó a un proyecto para el que se ha contado con el apoyo financiero de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP).
La obra ha demorado más de lo previsto, seguramente se irá a diez meses o un año, pero este es un aspecto menor, si se tiene en cuenta que deberá durar años, y que no hay construcción en proceso que no genere inconvenientes.
Tenemos la expectativa de que será un aporte positivo para Paysandú, aunque nunca habrá de llegar a conformar a todos, e incluso siempre habrá intereses personales o sectoriales afectados, reclamos fundados o no, porque para cada uno su propia situación suele estar por encima del interés general. Es cierto que pudo haberse planificado de otro modo, quizás haya cosas que no estén bien o directamente mal hechas o pensadas, pero lo que finalmente quedará es que por fin se hizo algo, tras décadas de meditaciones y debates inconducentes para algo que en definitiva, tampoco es una obra excepcional o en la cual la suerte de la ciudad esté en juego.