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Paysandú, Miércoles 05 de Septiembre de 2012

Mini Morris 1982

Locales | 03 Sep Apareció allí en Bulevar Artigas, giró con ese radio tan particular que dibujan los autos de su clase en manos de un piloto de competición.
Estacionó junto al cordón y quedó en el parque cerrado esperando la hora de largada.
Se trataba de un Mini Morris de 1982, enterito, puesto en orden de largada, asiduo participante de las competencias de rally para autos antiguos, como las 500 Millas de Confraternidad argentino–uruguaya.
Claro, la gente que siempre gusta admirar de este pequeñín --clásico producto de la industria automotriz inglesa-- lo fue rodeando para admirarlo detenidamente.
Su propietario y piloto, Daniel Revelato, lo restauró a nuevo sin que se le escapara detalle alguno, según comentó el navegante Sebastián, quien agregó que “siempre que podemos nos juntamos y salimos a chivear un poco en este tipo de competencias que son tan atractivas”.
Motor, carrocería, habitáculo, todo fue repasado a fondo. Lo impulsa el motor de cuatro cilindros, de 1.000cc, que genera 45 HP y se ubica en posición delantera transversal.
La caja de cambios es de cuatro velocidades y el embrague es monodisco. La velocidad máxima anda por los 145 kilómetros por hora.
Algo de historia
El Mini es una creación de la British Motor Corporation (BMC), nacida de la conjunción de Austin y Morris, para llegar a un mercado inglés deprimido tras la Segunda Guerra Mundial con un automóvil barato, eficiente y práctico.
Si bien en 1957 ya hubo un prototipo del coche, en realidad vio la luz en agosto de 1959 como Austin Seven o Morris Mini Minor, o simplemente, Mini. Más adelante el ingeniero John Cooper le dio un gran impulso al potenciarlo con una mayor cilindrada, que elevó de 850 a 998cc, y doble carburación, despertando la vena deportiva que le valió grandes títulos en competencias nacionales como en el mundo, siendo múltiple ganador del Rally de Montecarlo. En 1964 se presentó el Mini Cooper S de 970, 1071 y 1275 cc, aún más potentes que sus predecesores. Pero no sólo Cooper fue el único fabricante de Minis. Durante las siguientes dos décadas, una infinidad de Minis fueron construidos por una multitud de fabricantes en las más variadas versiones. Desde Gran Bretaña hasta Australia, pasando por Italia y hasta en Uruguay, más de 5 millones de Minis fueron esparcidos por el mundo entero.
Fue un auto revolucionario, con motor transversal delantero (un avance increíble para la época) con tracción también delantera, lo que hacía una mecánica muy compacta motor-caja-diferencial, y permitía aprovechar el espacio de la carrocería. En fin: como la mayoría de los coches modernos de tracción delantera. La suspensión está basada en brazos amortiguados por conos de goma sólida, sin resortes, que le dan ese andar similar a un kart, de gran desempeño en las curvas. El Cooper era un auto imbatible en las pistas, y con su estabilidad inigualable y agilidad única dejaba atrás a los monstruos de su época: los Jaguar ingleses o los Mustang americanos.


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