Opinion | 05 Sep Avanza el proyecto de comenzar con la poda y el corte de eucaliptos en la zona del Balneario Municipal, que han sido atacados por una plaga. Se ha convocado a técnicos especializados y poco a poco se han ido detectando los árboles enfermos, determinando su grado de enfermedad y posteriormente señalando con una cruz o una línea para que quede claro si deben cortarse o podarse.
En los últimos días llegó un ingeniero agrónomo especializado en paisajismo, Carlos Pellegrino, y estuvo visitando la zona. Este introdujo un concepto que debería ser tomado muy en cuenta antes de encender la motosierra --herramienta que no tiene buen pasado para la presente Administración-- y es que lo que se haga debe hacerse “respetando la memoria de la gente y al lugar”.
Esto es lo que le falta --hasta el momento-- a la intención de la Intendencia de Paysandú de comenzar a podar y cortar los eucaliptos colorados, que nadie duda sea necesario hacerlo en aquellos casos en que ya no pueden recuperarse y solamente sirven para leña. Ha procesado con acierto el problema a nivel técnico, asegurándose contar con las mejores opiniones, sabiendo que así no cortará árboles que aun pueden salvarse y que por su longevidad merecen respeto.
No obstante, aun falta atender a la memoria de la gente y al propio lugar. Más allá del invocado peligro de que algún árbol caiga sobre acampantes o quienes disfrutan un asado, hay que indicar que eso --si bien siempre queda alguna posibilidad-- resulta escasamente probable porque nos árboles no están con mayor riesgo de caerse hoy que hace uno, dos o tres años. Y difícilmente ocurra si nos es durante una tormenta muy fuerte, cuando seguramente no habrá nadie debajo haciendo un asado.
Cortarlos ahora, que nos acercamos al verano, no parece realmente la mejor medida. Especialmente cuando se acerca otra intervención al lugar, plantando árboles, a través de Paysandú Nuestro, que precisamente se formó con el ruido de motosierra. Y tampoco lo parece cuando existe el Grupo Dinamizador de la Costa que busca atraer a sanduceros y visitantes a la costa, para brindarle, entre otras cosas, sombra y tranquilidad.
Es cierto que hay árboles que deben tumbarse. Pero hay que buscar primero la memoria de la gente, volcarla a un proyecto paisajista de importancia y recién entonces pensar en encender la motosierra. Y debe existir coordinación entre todos los grupos que operan sobre la costa. “Apresúrate lentamente”, solía decir el emperador Augusto. Y de eso se trata. De coordinar todos los esfuerzos, de establecer un proyecto paisajístico concreto y recién después comenzar a operar en el área.