Deportes | 06 Sep Alejandro Foglia, que obtuvo el octavo puesto en las competencias de Laser Standard de los Juegos Olímpicos de Londres 2012, llegó a nuestra ciudad y brindó una charla destinada a los integrantes de la escuela de Optimist del Yacht Club Paysandú y de Casa Blanca, y los chicos del Gimnasio Master que también practican este deporte, que fueron acompañados por padres y navegantes.
La cita, que se llevó a cabo en “W Lounge”, resultó más que interesante para los chicos, que escucharon atentamente las palabras de Foglia con respecto a su carrera, desde sus inicios en el deporte náutico hasta esta realidad que le toca vivir.
“No venía a Paysandú desde mi época de Optimist, a los 12 o 13 años, por lo que es un placer compartir este momento con ustedes”, dijo el deportista. “A los 7 años comencé a practicar Optimist en el Yacht Club Entrerriano, a los 10 años tuve mi primera regata y a los 12 la primera a nivel internacional”, contó ante los chicos, que antes de la charla solicitaron los autógrafos de rigor.
“Jano”, que confesó que “no me fue bien en Optimist porque era grande”, dijo a los más chicos que “la experiencia fue muy buena para el futuro”, y comentó que “a los 16 años comencé a competir en Laser, porque es un barco que me gusta mucho, es fácil de armar y competitivo a nivel internacional”. La experiencia en sus 14 Mundiales (tanto en Optimist como en Laser) y en sus tres Juegos Olímpicos fue, lógicamente, punto neurálgico de la exposición, que incluyó un video con respecto a su presencia en Londres 2012.
Foglia, que hace 14 años está sumergido en el alto rendimiento, dejó un claro mensaje a los jóvenes nautas: nada se logra sin sacrificio. “En Atenas 2004 fui 34º, me motivé mucho y quería volver a los Juegos, por lo que me fui de gira por Europa durante dos meses”, y contó que en 2007 ganó su primera regata en un Mundial. “De esa regata recuerdo cada detalle”, confesó.
En Beijing 2008 el uruguayo accedió al 17º lugar, “por lo que quedé más motivado todavía”, y eso lo llevó a tomar la decisión de “radicarme en Barcelona para estar en contacto con competidores de alto nivel y así seguir aprendiendo”.
“En diciembre de 2009 tomé la decisión, que fue difícil en todo sentido, pero fue la correcta”, dijo. En el Mundial de Australia logró la clasificación a Londres, y desde ahí la preparación fue por demás intensa. “Quería mejorar aquel 17º lugar e intentar estar entre los 10 primeros. Di el máximo, con pasión y disciplina”, aclaró ante la atenta mirada de los chicos.
“Es un sacrificio enorme, porque ese octavo puesto es lo que se ve, pero no los momentos que hay que pasar”, dijo, no sin antes aconsejar con respecto a este deporte a los pequeños veleristas.