Marcelo Yañez

Deportes | 03 Sep Cuatro fueron los instructores del club de kayak ACAL capitalino que impartieron las clases de rolling, autorescate, a los kayakistas del club sanducero Amandayé Ipeguá, en la jornada del sábado.
Sobre el contenido del curso, también denominado de esquimotaje, conversamos con uno de los instructores, Mauricio Yañez, quien comenzó señalando que “por sobre todo es importante destacar que el navegante que tenga un problema en su kayak, debe mantener la calma. Lo que hacemos es enseñarles cómo desempeñarse en el río, lo que apreciamos que ya lo conocen bastante. En este caso lo nuestro es indicarles sobre maniobras de autorescate en el río cuando un vuelco, o reingreso al kayak que es la embarcación. Que lo hagan solos o con un compañero de grupo”. Y agregó: “esas maniobras son para que cuando salgan no tengan ningún tipo de riesgo en el agua ante cualquier inconveniente, que se de vuelta un compañero, que se levante viento, que le llene de agua el kayak. Que sepan afrontar cualquier inconveniente y lo tengan asumido. Lo nuestro es brindarles una instrucción, para que luego lo sigan practicando y evolucionando”.
Al indicarle sobre qué viene después de estos cursos con la gente del Amandayé, indicó que “la idea es que vayan perfeccionando lo que se hizo hoy (sábado). Es dejarles las instrucciones básicas y después esto con práctica sale solo. Tal vez continuar con otra sesión en piscina después de esto, pero acá lo fundamental es la práctica y poner dedicación, como cualquier deporte”.
Al consultarle sobre lo que puede ocurrir cuando los navegantes sanduceros naveguen en aguas como la del río Queguay o arroyos de poco porte de agua, puntualizó que “nosotros lo que les venimos a instruir es más bien sobre kayakismo de travesía. El kayak en esos casos mide cerca de 5 metros. Con esas embarcaciones en algunos ríos no pueden andar. En un río cerrado no se pueden utilizar kayaks de esta medida. Es más bien para ríos de 10 a 20 metros de ancho, que no tenga troncos ni nada por el estilo. Ahí están corriendo riesgos”.
“Pero teniendo el río Uruguay acá, que pueden recorrerlo kilómetros arriba y abajo sin problemas, está perfecto. Ya si se quiere navegar en el Queguay, por ejemplo, hay que hacerlo en un kayak más chico, de 3 metros de eslora como máximo, un ´zapatito` que es muy maniobrable, son lentos para doblar. Lo nuestro más bien sería para lo que es el río Uruguay, ríos anchos. Lo que vemos ahora es defensivo, para no darse vuelta o le pase lo que sea. Les enseñamos a que se defiendan solos o en grupo. En este último caso que las dos personas sepan de qué hablamos, sacarle el agua a la embarcación o lo que corresponda. Es todo cosa de práctica”, agregó.