Paysandú, Martes 11 de Septiembre de 2012
Opinion | 05 Sep Desde que asumió, hace más de dos años, el presidente José Mujica ha considerado y proclamado como una de las prioridades de su gobierno la reactivación del ferrocarril, como uno de los pilares de la incorporación de infraestructura logística para el mentado país productivo, pero pese a esa intención del mandatario, todavía estamos ante escasez de realizaciones ante la magnitud del emprendimiento.
En estos momentos AFE procura obtener un crédito financiero de nueve millones de dólares con la intención de incorporar material rodante, pero de acuerdo a lo expresado por el presidente del organismo, Jorge Setelich, al diario El País, las posibilidades de éxito no serían mayores a una entre mil.
El ferrocarril cuenta con una plantilla de 1.019 funcionarios, una tendencia descendente en los volúmenes de carga transportados y un subsidio anual de 22 millones de dólares, por lo que el crédito de nueve millones de dólares apunta a mejorar en alguna medida el perfil a partir de 2013, para comprar equipos y material rodante.
De acuerdo a lo que señala el matutino, ya se encararon las gestiones ante el Poder Ejecutivo, que avaló la solicitud de préstamo, que podría ser otorgado por el Banco de la República, aunque fue planteada la solicitud ante varias entidades financieras.
Setelich mantiene la idea de crear una nueva sociedad anónima, que quedaría operativa en un mes y medio, para comenzar a funcionar como tal desde el año que viene.
Claro que la cosa no solo es la figura jurídica, porque como bien señaló el jerarca “lo que le agrega valor a AFE es el transporte de carga, los volúmenes que mueve. Si no mejoramos y adquirimos material rodante, no tiene razón de existencia este proyecto”.
Pocos meses atrás, Setelich, evaluó ante la Comisión de Transporte del Senado que el ferrocarril enfrenta baja en el transporte de cargas, disminución del transporte de pasajeros, problemas de personal y millonario déficit y obras que se pretenden concretar, con la necesidad de inversiones de unos 430 millones de dólares para 2014.
Setelich también habló de un atraso tecnológico “significativo” en el ferrocarril, tanto en el equipo rodante como en los técnicos, lo que no es ninguna novedad si se tiene en cuenta que el ferrocarril solo ha sabido de retrocesos en más de medio siglo, y que según lo manifestado por el ministro de Transporte, Enrique Pintado, hay perspectivas de crecimiento, pero que es imposible hacerlo solo con la inversión de AFE, sino de “eventual sinergia con otros actores”.
A la vez, la idea del Poder Ejecutivo, con la creación de una Dirección de Transporte Ferroviario en la órbita del Ministerio de Transporte y Obras Públicas, apunta a contar con un operador que funcione bajo el derecho privado en procura de agilizar la gestión del ente y conformar AFE con la Corporación Nacional para el Desarrollo (CND) un nuevo operador de propiedad pública que se regirá por el derecho privado.
Según el plan del gobierno, la empresa mantendrá sus cometidos esenciales y será la responsable de construir, rehabilitar y mantener las vías férreas, pero esta iniciativa ha encontrado una fuerte resistencia en el sindicato del ente, en tanto el intento negociador y de búsqueda de consensos que lleva adelante Mujica en determinadas áreas va a contramano con la ejecutividad que se necesita para concretar reformas y tomar decisiones que no admiten más demoras.
En el Uruguay, como es sabido, el ferrocarril ha estado postrado por décadas, ha seguido un proceso de desmantelamiento y ha perdido mercado frente al transporte carretero, con una gestión deficitaria que nos cuesta millones de dólares en pérdidas al año a los uruguayos.
Recuperar el ferrocarril responde indudablemente a la necesidad de un medio de transporte adecuado para las cargas de madera y granos, entre otras, y precisamente Setelich hace referencia a la impresionante cantidad de silos que se observa a lo largo de la Ruta 5, con un enorme potencial de carga para el ferrocarril.
Y por cierto que lo tiene, pero lo que se necesita es un ferrocarril en serio, que preste servicios responsablemente, para hacer realidad en la práctica la ventaja de un ferrocarril y transporte fluvial como los socios logísticos más importantes a efectos de mejorar la competitividad de la producción.
Pero está claro que de seguir en manos del Estado, sólo se puede esperar una lenta e interminable agonía del transporte ferroviario nacional, al tiempo que se esfuman millones de dólares cada año salidos de los bolsillos de los contribuyentes que nada reciben a cambio, excepto la “propiedad” de una empresa de “todos los uruguayos” que sólo existe para beneficiarse a sí misma.
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