Paysandú, Viernes 14 de Septiembre de 2012
Locales | 09 Sep CUANDO “LA SUERTE”
DE UN PRESIDENTE SE
VUELVE PREOCUPANTE
Apelar a la suerte ha sido a través de los siglos preocupación obsesiva del ser humano y muestras de ello vemos a diario con vecinos que viven permanentemente atraídos por la multiplicidad de juegos de azar que nuestro país libera al terreno de las apuestas. Ricos y pobres –más éstos que aquellos- confían que algún día el caprichoso entrevero de los números los hará poseedores del premio material que ambicionan y ante cualquier observación desalentadora se hacen fuertes en la respuesta de “alguno será siempre favorecido con el juego porque todos los signos están en el bolillero”.
Existen otros que sin dejar de “hacerse una tiradita” de vez en cuando, sostienen que “a la suerte siempre hay que ayudarla” con el empeño personal y no se la juegan todas al azar, aunque le caben vacilaciones o dudas cuando hablan de fulano o mengano –a quien yo conozco, dicen-- que repetidamente se favorece con la quiniela y hasta más de una vez con el “5 de Oro”. Debe haber algo vinculado a la suerte que promueve esos hechos, repiten aquellos encasillados en “yo no creo en brujas pero que las hay las hay”.
En mi caso confieso no ser supersticioso ni cabalista pero no encuentro explicaciones válidas para los dones que adornan a otros semejantes y no tengo más remedio que aceptar la existencia de “algo” quizá muy acurrucado en los rincones del misterio o del milagro.
La reflexión viene al caso cuando tampoco encontramos respuesta para la tolerancia en que se mueven determinados personajes, cuyos desbordes --si fuesen promovidos por otros-- crearían escándalos de insospechadas derivaciones.
Si buscamos un ejemplo en lo deportivo seguramente nos vamos a encontrar de inmediato con un Maradona que, al margen de sus aptitudes futbolísticas, es siempre “perdonado” --cuando no absurdamente justificado-- por los disparates, ofensas o desquicios que promueve.
Si esos mismos “perdones” los detectamos en política, estoy seguro que jamás encontraremos en la historia vernácula ni en la de muchos países cuyas costumbres conocemos, un personaje tan singular como José Mujica Cordano, familiarmente llamado “Pepe” y no tan distinguido por las nuevas generaciones como el “Facundo” u otros alias de sus aventuras guerrilleras.
Sus seguidores más fanáticos hablan de su sapiencia, educación “doctoral” adquirida por los estudios universitarios y de su ejemplo de laboriosidad como hombre apegado desde lejana juventud a las labores de la tierra; mientras sus detractores dicen que ni siquiera terminó la Secundaria porque tiene pendiente materias del IAVA (Instituto Vásquez Acevedo) y en cuanto a sus orígenes de labriego se atienen a lo que dijo el ex presidente Batlle que, viviendo en el barrio, sólo sabía que se “apoderaba” de las flores del japonés de la esquina. Otros sostienen que tampoco mucho tiempo le habría quedado para destacarse en el trabajo cuando tantos años estuvo viviendo en la clandestinidad y otros detenido por sus andanzas subversivas.
No obstante, fuese por lo que fuese –sin base intelectual o con lo adquirido gracias a sus “lecturas celdarias”--, supo frotar la lámpara de algún genio de la suerte y aún sin ser la figura más preponderante o visible de los que se levantaron contra las instituciones (entiéndase tupamaros), pudo llegar y con votos de la gente a la primera magistratura del país.
A partir de entonces y transcurrido muy poco tiempo, algunos uruguayos pasaron de la esperanza a la frustración en tanto otros lo hicieron desde la sorpresa al asombro, porque todos los días (y ya cansa) le venimos escuchando al “Pepe” la más variada gama de disparates, contradicciones, desplantes, rezongos, malas palabras, anuncios antojadizos que suenan a burla cuando confiesa que así como quiere hacernos creer una cosa se da el lujo de reservarse el derecho de decirnos lo contrario. Nos da lecciones de moral convalidando lo opuesto y según los oportunos auditorios le aparecen las recomendaciones del Viejo Vizcacha, que los que ya cargamos con varios años los teníamos hasta gráficamente aprendidos en los almanaques de “Alpargatas” (hoy muy cotizados como ejemplares de colección).
Cualquiera podría actuar así y hasta sin llamar la atención porque, como decía Perogrullo, “cada uno es como cada uno quiere” pero Mujica es nada más ni nada menos que Presidente de la República, observado por millones en transmisiones de Internet, vaya a saber en cuántos países del orbe, donde llega a entendérsenos (por el idioma) y no precisamente por los dichos indescifrables del mandatario uruguayo.
Pero si criticable es esa conducta que lleva a contradicciones, inacciones y hasta sufrir humillantes pérdidas de soberanía impuestas por los socios ideológicos de otras naciones, es preocupante que cuando se le pone el viento en la puerta (y en los últimos tiempos en el zaguán mismo del Frente Amplio) lanza a la arena de la distracción popular, temas como el de la marihuana para que la cultiven los soldados que soñó Lucía Topolansky, la venta el Estado y todos podamos cobijarnos –al decir del secretario Brecia-- bajo una sensación de paz y de felicidad indescriptibles.
¿Dónde estás, Tabaré? se preguntan no sólo los fumadores sino cuantos aplaudieron tu campaña anti-tabaco. ¿Qué nos puedes decir de esta droga que eminentes colegas, oncólogos y psiquiatras, dicen que es diez veces más nociva que la nicotina? ¿Acaso te has perdido en la bruma de la indecisión o entre los humos de los habanos de Fidel o los “charutos” del Lula? Decinos algo que nos haga festejar y hazlo por lo menos por esa juventud que tú querías encaminar con guantes de boxeo.
Ya casi todos se dan cuenta de esa costumbre de tirar la pelota de fútbol a la cancha de tenis, como la mejor forma de postergar temas como el de los sueldos y jubilaciones atrasados, la suba de las tarifas, el aumento de los artículos de primera necesidad y una inflación que hace rato superó los dos dígitos.
Lo que quizá muchos todavía no han reparado precisamente por esa “suerte” que adorna a Mujica y los suyos, es que han entrado a jugar peligrosos acontecimientos como la ambición de la primera dama de contar con un ejército simpatizante u obediente al Frente Amplio; tolerar que 200 oficiales venezolanos (que ingresaron al país sin autorización parlamentaria) lancen consignas de propaganda política dentro de nuestras propias unidades militares y nada menos que en el IMES (Instituto Militar Estudios Superiores)
Tampoco se les mueve una pestaña cuando a Julio Marenales se le ocurre “fusilar a los cretinos del parlamento paraguayo” aunque esos supuestos “cretinos” fueron electos por el pueblo y bajo las reglas de la Constitución que la nación hermana supo darse.
¡Cuidado, demócratas, que las viejas mañas cuestan perderse! y es buena ocasión para que blancos, colorados e independientes no se duerman electoralmente y (sin perder en absoluto identidad ni historia) busquen fórmulas que les permitan votar juntos. Rubens Walter Francolino, edil Partido Nacional
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Esta solicitada es para explicar un hecho que me ha ocurrido. Mi hijo tiene problemas de drogas, he luchado para sacarlo de esto, inclusive lo interné, estaba mucho mejor salió y fue peor, lo dejé en situación de calle para que él se diera cuenta de lo que estaba haciendo de su vida. En ese ínterin tomó algo que no era de él y salió en una foto en el diario.
Yo no le enseñé a tomar nada que no fuese de él.
Pero no me parece justo que hay gente que hace cosas peores, como el reciente caso de la familia del proxeneta con tremendos antecedentes penales y sale una foto de cuando lo llevan pero no una de su cara, que más de una persona debería conocerlo y más nosotras las mujeres.
Sin embargo, mi hijo por estar en situación de calle y por no molestarme para que le pagara un abogado, porque sabía que lo que hizo estaba mal, salió con su foto en el diario.
No entiendo esa parte de la justicia, por ser pobre se lo discrimina, siendo que hasta la señora jueza se dio cuenta que mi hijo es un adicto y lo hizo internar cosa que le agradezco enormemente. ¿Sólo los pobres en situación de calle son los que salen en el diario? Madre preocupada
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El jueves 9 de agosto a algunos vecinos de Lorenzo Gey res nos tocó vivir un evento que fue un bálsamo para el alma femenina.
Se efectuó en el Argentino Hotel de Piriápolis la elección de Miss Señora de las 4 Décadas. Digo “nos tocó” porque sabedores de que la representante de Paysandú era una vecina de nuestro pueblo, como no podía se de otra manera, pusimos manos a la obra para recabar fondos para acompañarla. Queguay es así, siempre estamos codo con codo en las buenas, en las malas y recientemente en las peores. Además de ser un evento con gran despliegue de glamour y mucho lujo --cosa habitual en estos casos-- el derroche de valores en las expresiones de las postulantes hizo que en 19 pensamientos distintos se viera reflejado la vivencia de 19 guerreras, símbolo fiel de la mujer uruguaya.
Fue profundo y hermoso el mensaje que dejaron. ¡Salud Graciela! ¡Gracias por la experiencia vivida! Tus vecinas
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El espíritu de
trabajo de Paysandú
Si señor, allí lo vi y digo, así nace una ciudad o una nación, laborando de alguna manera. Trabajo para existir, este espíritu de trabajo existe en los humanos, es un mandato terráqueo, industrializando o revoleando un lampazo para limpiar autos. En el Bulevar de Eduardo Franco, cantante de Los Iracundos, cerca de su monumento, estaba vivo, pequeño pero potente en los lampaceros malabaristas ese espíritu de trabajo de Paysandú.
Puede ser un tendero o un carnicero, o artesano de toda industria, gaucho o granjero. Pero allí en la retaguardia, en el último escalafón, luchaba. No habían recaudado, pero insistían como en una trinchera. Un gracioso le hizo lavar la patente de la moto y sacó una suculenta propina y brilló en sus ojos ese espíritu de trabajo, junto al coche de su bebé y su compañera. Ellos inventaban cómo llevar las ganancias a su hogar diariamente e incrustarse en la sociedad.
Esta ciudad tiene que producir. Si no sabemos lo que vendrá, si el espíritu de trabajo de Paysandú se apaga, nubes negras vendrán.
La roja me frenaba y desde el monumento de Franco sentí como que ondas de rayos equis hablaban a mi ser. Recuerdo que Franco fue lavador de vasos y cantó a los malabaristas escoberos del Carnaval. Su voz llenó mi ser y dijo: “yo empecé así pequeño y fui grande para mi ciudad, querida en espíritu y trabajo de Paysandú, no quería morir”.
No matemos ese espíritu de trabajo, no cortemos la cadena de trabajo de los que quieren incrustarse en la sociedad. Todos estamos encadenados a ella, nuestra querida ciudad. Ayudemos al que va quedando atrás, apuntalemos al caído con leyes de esperanza, sintámonos más sanduceros, más uruguayos, no matemos ese espíritu de Paysandú, sus industrias fueron y pueden ser grandes para beneficio de los que trabajan.
Hice el cambio de mi máquina y pasé junto al monumento de Franco como si una gran inspiración tocara mis pensamientos, como pasada por rayos equis, mirando al Bulevar decía a los malabaristas y lampaceros: “no dejen de lampacear. Yo empecé así, muchachos y fui grande, como mi ciudad”. Sí, allí están, en el último bastión de la Heroica, los imitadores de Franco, lavando y malabareando, no dejando morir el espíritu de trabajo de Paysandú, como última inspiración. Franco les dice: “muchachos, no dejen morir a ese espíritu y su trabajo, que yo los observo cada día junto a mi ciudad”.
El último guerrero del 2000
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