Opinion | 11 Sep Recientemente fue realizada en Paysandú una jornada binacional de manejo clínico y diagnóstico de dengue, en las que participaron uruguayos y argentinos, fundamentalmente médicos de primer nivel y de puerta y licenciadas en Enfermería, con el agregado de que se efectuó la transmisión de las exposiciones a todas las instituciones de la Federación Médica del Interior (FEMI), con vistas a establecer parámetros y experiencias que permitan detectar desde un primer momento posibles casos de dengue, teniendo en cuenta que en nuestro medio hay una creciente población del vector de esta enfermedad, el mosquito aedes aegypti.
Durante la jornada se enfatizó en el carácter endémico del dengue en la región, sobre todo en áreas que están próximas al Uruguay, como es el caso de Paraguay, Norte argentino, Suroeste de Brasil y Bolivia, y el hecho de que el desplazamiento de miles de personas, sobre todo durante el verano, incrementa los riesgos de contagio ante la alta población de aedes aegypti, lo que refuerza la necesidad de tener aceitados mecanismos de control y de reacción inmediata ante casos sospechosos.
Desde el ámbito oficial, al menos a nivel departamental, las tareas de prevención y también la “descacharrización” se han cumplido a lo largo de todo el año. Esto es positivo, porque si hay algo que cualquier sistema de salud sabe es que la prevención es económicamente más rentable que tener que hacer frente a las epidemias, lo que también evita el sufrimiento y las pérdidas irrecuperables de vidas humanas.
Además, no hay que olvidar los efectos catastróficos de una epidemia en los gastos de seguridad social y hospitalización o su incidencia en el turismo o los bienes que se dejan de producir.
Sin embargo, ninguna campaña --por mejor organizada que esté-- podrá ser efectiva si no cuenta con el apoyo de la población. Es el esfuerzo de cada familia el que pondrá una barrera fundamental al dengue, puesto que si el mosquito no encuentra las condiciones favorables para su reproducción tendremos una barrera importante para la expansión de la enfermedad. Una vez más es necesario que cada uno de nosotros ponga su granito de arena, para el bienestar de todos.