Paysandú, Viernes 14 de Septiembre de 2012
Opinion | 12 Sep En el marco de una coyuntura excepcionalmente favorable para la región, que ha permitido una sustancial mejora de la situación de los países del Cono Sur, fundamentalmente, por sus condiciones naturales muy favorables para la producción de commodities, Uruguay, como Brasil, Argentina, Paraguay, Perú, entre otros países, ha logrado captar capitales de inversión, lo que ha permitido dinamizar la economía en grado extraordinario, lo que se extiende hasta hoy.
Las áreas a las que se han dirigido capitales de riesgo son casi exclusivamente los referidos a la instalación de agroindustrias en base a las producciones primarias en que se apoyan estas producciones para las que tenemos ventajas comparativas, a lo que se han agregado también inversiones en una infraestructura primaria en apoyo de estos esquemas productivos, es decir a partir de las explotaciones como la forestación y los granos, por citar las más significativas, para su traslado a los centros de procesamiento y acondicionamiento, y luego para su exportación.
En torno a estos emprendimientos se han incorporado estructuras que en algunos casos han significado polos de desarrollo en zonas que prácticamente se estaban vaciando, al retener la mano de obra potencial del lugar y a la vez captar trabajadores de áreas cercanas del interior profundo, lo que ha sido a todas luces positivo, y cambiado en gran parte la fisonomía de campos que lucían prácticamente abandonados.
Pero claro, las coyunturas favorables son sostenidas en la medida en que se prolonguen las condiciones que las han propiciado, y por lo tanto surge claramente el desafío de dar sustentabilidad al auge económico que rodea estos escenarios, lo que implica no solo diversificación de inversiones conexas, sino también dotarlas de valor agregado, que es precisamente el salto de calidad pendiente en nuestro país.
No le ha ido mal al Uruguay en materia de captación de inversiones, pero debe apuntarse a darle contenido a este factor positivo, y este aspecto no solo es claramente apreciado por todos quienes seguimos de cerca la evolución del escenario socioeconómico del Uruguay, sino también para expertos internacionales que han evaluado virtudes y carencias del esquema productivo nacional.
Uno de ellos es el economista francés Laurent Sansoucy, experto en asesoría de inversión, quien dictó un taller para técnicos del Instituto Uruguay Siglo XXI, y analizó para El País una serie de elementos de nuestra economía, que presenta parámetros que lo han sorprendido.
Así, señaló que “lo que me sorprendió cuando empecé a estudiar el caso de Uruguay es que si se mira el tamaño del país y el Producto Bruto Interno (PBI) per capita se alcanza un resultado impresionante, especialmente porque están al lado de dos grandes países y entonces la competencia es extremadamente severa”.
“Pero creo que Uruguay logra una excelente posición y toma ventaja de estos dos países”.
“Por eso creo que es un gran caso, porque en muchas situaciones el hecho de estar entre dos grandes países podría haber sido una desventaja. Uruguay probablemente por su estabilidad política, por la regulación, costos de trabajo e infraestructura toma ventaja de esta situación”.
Consideró el experto igualmente que “el desafío hoy es mantener esta buena posición. Probablemente un aspecto que será puesto a prueba es la capacidad de ganar más proyectos de valor agregado, porque ya han tenido éxito en atraer industrias, que ya es un desafío en el actual mercado de inversión extranjera directa. Por esto probablemente el próximo paso es atraer inversión en actividades basadas en ciencias o alto conocimiento. Es un desafío ir más allá en la cadena de valor agregado”.
Pero la condicionante para que ello pueda materializarse radica en contar con mano de obra y técnicos calificados en las áreas demandadas, y es así que en este sentido Sansoucy explicó que muchos países que han tratado de atraer estos proyectos han hecho inversiones en la educación y en investigación.
“La inversión en educación siempre es buena. En este caso la inversión en educación es esencial”, subrayó el experto.
La mención de este factor nos debe llevar a reflexión respecto a cuán lejos estamos del nivel de inversión en base al conocimiento, porque nuestro sistema educativo ha ido creciendo en déficit en formación y capacitación de jóvenes.
Por lo tanto es preciso trabajar desde ya, con altura de miras, para responder a este desafío adecuando programas y estructuras, para estar en condiciones además de atraer inversión extranjera directa en investigación y desarrollo, mediante colaboración entre instituciones extranjeras y la Universidad y entidades que obren como centro de investigación local, como condición indispensable para el salto de calidad a que nos referíamos.
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