Paysandú, Domingo 16 de Septiembre de 2012
Locales | 16 Sep El ginecólogo Carlos Leoni concurrió a la comisión especial de salud que acordó introducir las modificaciones necesarias para garantizar la aprobación en la Cámara de Diputados del proyecto vinculado a la despenalización del aborto, que ha recibido a numerosas organizaciones para conocer sus puntos de vista en torno al tema. Leoni dijo a EL TELEGRAFO que la comisión legislativa recibió “a quienes tenían testimonios sobre la vida para poder informar en la cámara y tomar decisiones frente al proyecto de ley de la interrupción voluntaria del embarazo. Presenté una solicitud para brindar mi testimonio y fui aceptado. Me dieron un tiempo de 15 minutos, donde no se podían proyectar imágenes. Es lo que más lamenté, porque mi testimonio es biológico y se basa en imágenes. Por lo tanto, lo puedo transmitir en forma oral pero lo válido es lo que se observa”.
El médico explicó que junto a él se presentaron a exponer representantes de organizaciones sociales o religiosas, pero “en mi caso iba solo”. “Expliqué que el motivo es que tengo mucha responsabilidad, porque además de médico ginecólogo, soy el jefe de servicio de Comepa y del Hospital, por lo tanto, si se aprueba ese proyecto de ley para mí, es muy relevante”.
En su caso, Leoni manifestó su postura “independientemente de que se debe aceptar cuando lo resuelva el Poder Ejecutivo, donde mi testimonio está basado en la biología, es decir, no es religioso por más que tengamos nuestra religión”.
Comenzó su exposición explicando “lo que ocurre cuando se junta el óvulo con el espermatozoide y llega al útero, cómo el embrión tiene un poder en sí mismo que es el genoma que lo hace desarrollar sin que necesite otra cosa hasta llegar a la etapa final del embarazo y demostrar que en esa etapa biológica el feto está totalmente formado”.
“A partir de la semana 10 del embarazo, --porque la interrupción está permitida hasta las 12 semanas--, el embrión tiene todo lo que tenemos nosotros. Desde la semana 10 hasta la 40, lo único que hace es crecer. Por lo tanto, está todo formado y es un nuevo ser”. Leoni agregó que “al tener una nueva vida, no podemos tomar la decisión de una persona porque no contamos con la información de lo que quiere. En mi aspecto personal como médico ginecólogo y ecografista, quería demostrar que la tecnología fue mostrándonos más de cerca a la biología. Hoy tenemos esto, pero no sabemos qué habrá dentro de 30 o 40 años y con lo que contamos ahora podemos ver perfectamente un embrión a las cinco semanas y media o seis, donde está totalmente formado con la cabeza, brazos y piernas que continúan desarrollándose, pero además está el corazón que lo podemos escuchar, aunque el feto a las seis semanas mida un centímetro”.
Asimismo, el ginecólogo propuso observar a “un feto de once semanas totalmente formado, donde se escuchaban los latidos del corazón. Si eso no es un ser, entonces qué es un ser vivo. Sus latidos son totalmente diferentes a la madre, porque los niños tienen 140-160 latidos por minuto y la madre lo hace a 60-80 latidos. O sea que es otra vida independiente. Además el feto ‘saluda’ con su mano y a eso lo podemos ver”.
Su reflexión
Enfatizó que “es imposible que me pidan a mí que haga un aborto, no puedo interrumpir un embarazo porque veo a ese niño y conozco al embrión que tiene vida. No puedo destruir la vida porque no tengo el poder para hacerlo. Incluso les expliqué que en los países avanzados donde existe la pena de muerte --como Inglaterra o Estados Unidos--, a una mujer le suspenden la pena mientras está embarazada porque consideran que hay un nuevo ser que no tiene nada que ver con la responsabilidad de la madre. En ese momento, se interrumpe la pena de muerte y a la mujer la llevan a la pena después del parto. Son aspectos que deben hacernos pensar que existe una vida a la cual debemos respetar porque los derechos humanos, por los cuales tanto se lucha, se inician ahí. Ahí hay derechos humanos que debemos respetar”. El ginecólogo aclaró su posición personal, al indicar que “es imposible destruir la vida de un ser humano sólo porque tengamos más poder; por lo tanto, mi postura es negativa hacia ese proyecto y como la ley posibilita a quien no está de acuerdo a que no lo haga, entonces no lo voy a hacer”.
Consideró que la ley “tiene múltiples defectos que no quiero analizar porque no estoy de acuerdo con el objetivo, por lo tanto, tampoco estoy de acuerdo con el resto de la iniciativa”.
En este caso citó como ejemplo el artículo 10, donde “los médicos que no estén de acuerdo deben decirlo, de lo contrario, quedan obligados a hacerlo. En este punto me animé a opinar y dije que lo que se debe hacer es preguntar quién lo va a hacer, porque primero deberán saber con los recursos humanos que contarán. Supóngase que lo aprueban y no tienen los recursos humanos”.
“No hay nada peor que darle expectativas a una mujer que va a solucionar un problema y después esto no ocurra. Además, mientras diagnostican el embarazo --si hablamos de Salud Pública--, donde es un paso que demora mucho, pasan el caso a un equipo que deberá estudiar psicológicamente a esa mujer y prepararla para el aborto. Evidentemente que cuando llega al aborto pasaron más de 12 semanas. Por lo tanto, me parece poco serio si no evalúo los recursos humanos con los que puedo contar, hacer una ley”.
Según el médico, “otro aspecto grave que tiene la ley, es que no hay edad para hacerse un aborto. Se lo puede hacer una adolescente de 12 o 16 años y una mujer de 28. Lo que me llama la atención es que frente a un gobierno que no pena a los menores de 18 porque no tienen conciencia para actuar, me pregunto cómo es que se brindan todas las posibilidades a una niña de 12 que deberá ir al juez y que en 5 días tiene que decirle que si. Concurre con la autorización del juez, o de su madre o padre y ahí sí, vemos que tiene plena conciencia para interrumpir un embarazo. Un niño de 12 años que mata a una persona, no tiene conciencia y es inimputable para esta ley. Son cosas que no cierran. Le dijimos todo esto para que lo piensen, con la esperanza que esta ley no sea aprobada por más que sí tenemos claro, que puede haber una modificación en el proyecto de ley porque es una iniciativa muy vieja la que tenemos sobre el aborto”.
Leoni expresó que a pesar de los adelantos tecnológicos, “existen situaciones que se deben evaluar si hay que hacerlo o no. En ese caso, se debe ser más elástico y la ley actual es un poco limitada”. Se mostró proclive a los cambios, “pero de ninguna manera lo que se propone en este proyecto que es directamente abortar desde cualquier edad, con un feto de hasta 12 semanas cuando está formado y hay vida” y concluyó que “de los 19 ginecólogos que hay, puede que en Paysandú lo hagan dos. Cómo puede ser que dos atiendan a la mutualista y salud pública”, preguntó.
Las complicaciones continuarán
Leoni considera que “la legalización del aborto no evitará las complicaciones tales como la perforación del útero, infecciones, esterilidad o depresiones”.
“Todo eso continuará existiendo porque somos seres humanos y nos equivocamos. Además, imagínese esta situación: usted ¿llevaría a su hija a hacerse un aborto al sanatorio? No, porque todo el mundo se conoce y su hija va a querer cierta intimidad en su decisión y que no sepa todo el mundo que se hizo un aborto”.
“Tanto en Paysandú como en Montevideo, que también es una ciudad chica, --porque para hablar de ciudades grandes tenemos que referirnos a San Pablo o Buenos Aires--, se conoce todo el mundo. Por eso pregunto, cuántos están dispuestos a llevar a su hija al sanatorio o al hospital, donde se va a enterar todo el barrio. Van a ir a la clandestinidad. O sea, que lo clandestino va a seguir existiendo. Con legalizar el aborto, no solucionamos el problema”, enfatizó.
La alternativa
El ginecólogo afirma que para evitar un embarazo no deseado, “lo mejor que hay es la prevención; cómo es posible que autoricemos el aborto, pero no podamos instalar un sistema de educación sexual en las escuelas. Para no llegar a un embarazo no deseado debemos tener educación sexual en la escuela, arranquemos preparando a nuestros niños y niñas para que sepan muy bien lo que es un embarazo y cómo se evita, incluso las enfermedades de transmisión sexual; así vamos a tener menos embarazos no deseados”.
Por otro lado, consideró que “tampoco solucionará el problema de la mortalidad materna, sobre la cual se indicó que un 50% de estos fallecimientos se deben al aborto. En el momento en que hicieron el estudio era cierto”.
Sin embargo, Leoni explicó que “hicieron un estudio durante 5 años en el Pereira Rosell, cuando se registraban 10 mil partos por año. En cinco años son 50 mil partos, en los cuales se murieron 14 mujeres. De las 14, siete fallecieron por abortos. O sea que es el 50%, pero de siete mujeres en 50 mil nacimientos. Por supuesto que todos quisiéramos que la mortalidad materna fuera cero, pero la nuestra es excelente”.
Entonces “para que no se mueran siete mujeres en 5 años, tenemos que interrumpir y matar un millón de niños por abortos. Uruguay es un ejemplo en el mundo por sus cifras de mortalidad materna que es de 25 mujeres por cada cien mil nacimientos y eso es un número bajo”, concluyó.
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