Deportes | 12 Sep URUGUAY 1 ECUADOR 1
Escenario: Estadio Centenario. Público: 40.000 personas. Arbitros: Carlos Amarilla, Carlos Cáceres y Carlos Gaona (paraguayos).
Uruguay: Fernando Muslera; Maximiliano Pereira, Diego Lugano, Diego Godín, Alvaro Pereira (46' Alvaro González); Diego Pérez (59' Cristian Rodríguez), Egidio Arévalo Ríos (46' Walter Gargano), Gastón Ramírez; Edinson Cavani, Diego Forlán y Luis Suárez. DT: Oscar Tabárez.
Ecuador: Alexander Domínguez; Juan Carlos Paredes, Jayro Campos, Frickson Erazo, Walter Ayoví; Segundo Castillo, Oswaldo Minda, Luis Saritama (83' Renato Ibarra), Antonio Valencia; Felipe Caicedo (57' Jaime Ayoví) y Christian Benítez (90' Gabriel Achllier). DT: Reinaldo Rueda.
Goles: 7' Felipe Caicedo (de penal), 67' Edinson Cavani. Expulsado: 90' Antonio Valencia.
Amonestados: Diego Lugano, Alvaro Pereira, Luis Suárez, Gastón Ramírez (U); Oswaldo Minda, Jayro Campos, Alexander Domínguez, Christian Benítez (U).

En bajada y tomando velocidad. Así parece ir Uruguay en las eliminatorias.
De puntero a cuarto en cuestión de pocos partidos. De ser protagonista, a sufrir una durísima goleada en Colombia. De hacerse fuerte en varios escenarios, a apenas poder rescatar un empate 1 a 1 ante Ecuador, que se sintió y mucho. Muchísimo.
Porque más allá de que la eliminatoria al Mundial 2014 será un vaivén, en el que cualquiera puede dar un salto arriba o abajo en cuestión de pocas fechas (la Celeste lo puede explicar mejor), Uruguay se complicó solo en la tabla.
Pero lo más preocupante no es eso, sino el escaso rendimiento de un equipo que en las últimas presentaciones no encuentra el rumbo futbolístico, y al que le está costando todo.
Y le cuesta demasiado. Anoche Ecuador volvió a desnudar la realidad celeste. Y, para colmo de males, peor inicio no se podía esperar.
Cuando todo era esperanza para dejar atrás la goleada recibida en Barranquilla, otra vez el equipo de Oscar Tabárez recibió un gol en forma temprana, en este caso por intermedio de Caicedo, que tradujo en festejo y sorpresa el penal convertido por Lugano.
Fue casi mortal. Porque Uruguay no reaccionó, fue un manojo de nervios y cero ideas. Ecuador lo aprovechó; sacó jugo de las falencias defensivas, de los errores hasta insólitos de los laterales, sobre todo de Alvaro Pereira, que nunca encontró acomodo en la cancha. Aprovechó la falta de contención de Uruguay en la mitad de la cancha a la de querer luchar la pelota, y de que querer jugarla con buen destino.
Aquel gol casi decide la suerte celeste pero, más allá de dominar, Ecuador no pudo superar a Muslera.
La desesperación celeste también se tradujo en la ofensiva, que fue prácticamente inoperante y que tuvo como mayor acercamiento al empate un remate de Suárez, que apenas entrado al área picó la pelota ante la salida del arquero, pero el balón se estrelló en el travesaño.
Forlán quiso, por momentos y promediando la media hora, acelerar los motores. Pero no alcanzó mientras, en el fondo, se cruzaban los dedos ante cada embate ecuatoriano.
Por eso, había que salir a matar o morir. Y Tabárez, desde el banco, se la jugó por completo. Más allá de que los cambios no parecieron querer cambiar la historia mirando al arco rival, el equipo reaccionó. Al menos estuvo más cerca, dominó el terreno durante gran parte de esos 45 minutos, ayudado también porque Ecuador desaceleró, buscando el contragolpe, receta que estuvo cerca de permitirle aumentar el tanteador.
Uruguay quemó los cambios, y el ingreso de Cristian Rodríguez le permitió apretar el acelerador. El mismo volante estuvo cerca del empate, que finalmente llegaría por intermedio de Cavani tras definir cruzado ante la indecisión de la defensa de sacar la pelota de la zona de peligro.
La Celeste respiró. Pero nada estaba dicho. Porque Ecuador tuvo el partido, lo que evitó Muslera en gran reacción, mientras que en el otro arco su colega le sacó el triunfo a Suárez.
No quedaba más tiempo. Uruguay, que había desperdiciado el primer tiempo, intentó remarla. Tuvo como premio un empate, si se tiene en cuenta que podría haberse quedado con las manos vacías.
Pero esos dos puntos que se dejaron por el camino duelen y dolerán en el futuro. Habrá que cambiar la pisada, dejar rápidamente atrás este mal momento de la Celeste, y evaluar si es cuestión de rendimiento o de un estilo gastado. Y mientras, si bien no es momento de comenzar a sacar cuentas, muchos ya están buscando la calculadora. Por si acaso. STB