Paysandú, Viernes 21 de Septiembre de 2012
Opinion | 20 Sep Las inversiones que ha concretado y todavía tiene en marcha la Administración Nacional de Puertos (ANP) en el puerto sanducero, han permitido iniciar un auspicioso proceso de reversión de la caída de actividad de nuestra terminal, que se acentuó con el paso de las décadas, en parte por desidia de los propios sanduceros pero fundamentalmente por políticas centralistas que sólo tenían en cuenta el puerto de Montevideo y las carreteras que hacia él llegan, dejando de lado el formidable instrumento del transporte fluvial.
A partir de la nueva realidad que marcó el auge de los productos agropecuarios, ante los altos precios de las materias primas en el mercado internacional, hubo necesidades logísticas en cuanto a contar con un medio de transporte para mercadería de grandes volúmenes y bajo valor relativo, como la madera y los granos, por lo que nuevamente se pusieron los ojos en los medios más adecuados para este fin, que son el transporte fluvial y el ferrocarril.
Felizmente, en el primer caso, se ha contado con la respuesta acorde al desafío, a través de la gestión desarrollada por la ANP desde 2005 a la fecha, que en las respectivas administraciones ha promovido la incorporación de un Sistema Nacional de Puertos, es decir a la complementación entre las terminales portuarias en donde la suma de ellas puede más que cada parte.
En Paysandú, a través de la actuación de muchos años de la Comisión Intersectorial pro Puerto Ultramar de Paysandú (Cipup), que se extiende hasta hoy, se ha logrado interesar a las autoridades y operadores, con muy buena receptividad en la ANP, que ha volcado inversiones no menores a los cinco millones de dólares en pocos años en el puerto sanducero, las que incluyen la reciente incorporación de una moderna grúa multicargas para hasta 40 toneladas, la recuperación y modernización de antiguas grúas, el refuerzo y ampliación de muelles para ser utilizados como playa de contenedores, nueva instalación eléctrica reforzada, iluminación y pavimentación, entre otras mejoras.
Esta inversión significó un incremento sostenido de la operativa en la terminal portuaria local, que el año pasado superó las 100.000 toneladas y que este año posiblemente llegará a 120.000, en tanto se espera contar ya en un plazo cercano con el movimiento de contenedores en complementación con el puerto de Concepción del Uruguay, que es precisamente el salto de calidad próximo en materia de cargas, sin descuidar por ello la creciente operativa en granos y otras posibles mercaderías de gran volumen.
Ello augura que en poco tiempo el puerto sanducero va a estar trabajando en plenitud, con una infraestructura que realmente no tenía ni en sus mejores tiempos. Y como los operadores no son tontos y buscarán el medio de transporte que les genere ventajas en competitividad, es de esperar que el movimiento de cargas siga en aumento en los próximos años.
Mientras tanto, ante un proyecto de Ancap de instalar una terminal portuaria propia en Nuevo Paysandú, a efectos de contar con infraestructura para descargar y cargar combustibles –en este último caso el alcohol a elaborar en la planta de ALUR-- y exportar cemento portland, por una inversión del orden de los 40 millones de dólares, desde la Cipup se han alzado voces reclamando que esta operativa, o gran parte de la misma, se canalice por el puerto de Paysandú, a efectos de apoyar la reactivación en marcha de esta terminal.
Con este fin recientemente tuvo lugar una reunión con jerarcas de Ancap, en el salón de actos del puerto, en instancia en la que los representantes del ente se comprometieron a reestudiar el proyecto a la luz de este planteo, aunque sin comprometer opinión, naturalmente, como corresponde en estos casos.
Sin embargo desde nuestra óptica concentrar todo el movimiento en la terminal actual de la ciudad podría no ser la mejor opción para Paysandú, y a la postre tampoco para ese puerto, por cuanto de resultar las cosas como todos queremos –y de hecho confiamos en que así será— en poco tiempo se verá desbordado de trabajo, con un espacio limitado en sus muelles que no tienen posibilidad ser expandidos, y con una única grúa para grandes cargas fija en el hormigón del piso y que podría verse inutilizada para lo que nos interesa mover, que son las cargas que hay que salir a conquistar en el mercado.
Por otra parte, lo que sanduceros debemos procurar es que la industria y la producción local alcancen el mayor desarrollo posible. El puerto actual de Paysandú no debe nunca ser un problema sino una solución, y por los motivos expuestos corremos el riesgo de convertirse en un embudo que no pueda resolver los desafíos que se le planteen. De hecho ya estamos hablando de la falta de espacio para las cargas que pronto deberá manejar, o las necesidades de mejoramiento de las vías de acceso que hoy no son apropiadas para un puerto en funcionamiento. Pero también existen algunas limitaciones de las que una industria como la proyectada por Ancap no puede ser rehén, entre ellas el problema de las inundaciones. Esto sólo se resuelve con una nueva terminal que pueda operar con una cota más alta, tal como la planificada por el ente estatal. Además, en el largo plazo siempre es más eficiente que tales volúmenes de carga recorran la menor distancia posible desde la industria hasta la bodega del buque.
Por lo tanto, entendemos que sería mejor que Ancap continuara su proyecto de construcción de la terminal propia, que no sólo le significará menores costos a futuro y mayor eficiencia sino que Paysandú ganará en más trabajo para su gente, mientras el puerto actual cuenta con más espacio para crecer sin compromisos que la limiten.
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