Paysandú, Sábado 29 de Septiembre de 2012
Opinion | 29 Sep Año tras año, en determinadas fechas, se celebran campañas preventivas y con convocatorias a la detección precoz de determinadas enfermedades de alta prevalencia en nuestro medio, como así también se pone énfasis en períodos para adoptar conductas que minimicen riesgos, como es el caso de los accidentes de tránsito.
Actualmente está en desarrollo precisamente la denominada Semana del Corazón, que pone énfasis en la adopción de medidas sencillas para reducir factores de riesgo para la salud cardiovascular. La oportunidad ha sido propicia para dar a conocer datos estadísticos que indican que a medida que se van generando avances en la medicina y la prolongación de la expectativa de vida, tienen mayor incidencia las enfermedades cardiovasculares como directa consecuencia del deterioro del organismo.
Ello da la pauta de la necesidad de poner énfasis en las medidas preventivas, ya desde temprana edad, incluso desde la niñez, desde que el peligro se reduce con el incremento de la actividad física, la reducción de la obesidad, el consumo de tabaco, grasas y excesos en el azúcar, entre otros factores directos de alta incidencia.
Lamentablemente, se trata de riesgos que conocemos todos y que por idiosincrasia, por estar demasiado “metidos” en la exigencia diaria, en el trabajo, dejamos de lado o postergamos para “cuando tengamos tiempo”, es decir nunca, hasta que aparecen los primeros síntomas que también muchas veces suelen desestimarse por un “tengo que ir” al médico, hasta que se registra la situación traumática que puede tener consecuencias irreversibles.
La concientización para hacer ejercicio de rutina, comer sano, dejar el cigarrillo, difícilmente pueda lograrse solo con una semana al año en que se actúa en una campaña agresiva, por lo que desde las autoridades de la salud y también instituciones sociales se debería poner énfasis en abordar este déficit.
A ello debería agregarse asimismo una primera línea especial de pesquisamiento de elementos de riesgo, como el colesterol, la hipertensión y la diabetes, y a la vez pensarse en instrumentar facilidades como las que se han incorporado como ley para las mujeres, es decir un día libre al año para realizarse un examen de papanicolau, y extenderlo a hombres y mujeres para la parte cardiovascular, como una aproximación decisiva en esta problemática.
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