Paysandú, Domingo 30 de Septiembre de 2012
Locales | 24 Sep Antonella tiene 3 años. Seguramente aún no sabe leer ni escribir. Tampoco tiene claro discernimiento de la figura de Artigas. Pero cabalga cual amazona. Emilio Colmán tiene 82 años y en los últimos días aprontaba su caballo para marchar desde su Fray Bentos natal hasta la meseta. La médica que lo atiende le aconsejó que no lo hiciera. Pero él sostuvo que aunque fuera una última vez lo haría. Y saludó talero en alto al llegar al gigantesco busto del general. Sebastián tiene 24 años y no puede caminar, pero monta con destreza y hace tareas de campo diariamente. Juan Silvera tiene 8 años. Tuvo una posta del chasque que llegó de Melo, a tranco largo.
Historias. Simples algunas, no tan comunes otras. Que se repiten por decenas, quizás por cientos. De hombres y mujeres de todas las edades, que hicieron un alto en sus tareas habituales para sentir el viento en el rostro, para cabalgar al tranco corto del caballo, para dejar que la vista mire en lontananza, allá donde el horizonte siempre se corre un poco más adelante. Para hacer un alto en el camino en el medio del campo, armar un fogón, cocinar entre el chisperío de las brasas un trozo de carne o una olla con guiso.
Y volver a montar al día siguiente, porque el campo despeja el estrés de la ciudad, porque es bueno en estos tiempos modernos que ni Chaplin soñó, a la manera del siglo XXI reunirse en ese mismo sitio donde Artigas soñó con una patria grande que no pudo concretarse, para reivindicar la esencia, esa que cuenta que todos somos orientales, seamos grandes o pequeños, esbeltos o esmirriados, blancos o morochos, de una divisa o de otra, “dotores”, peones de campo u operarios.
De todas partes del país, alrededor de 3.000 jinetes y otros tantos caballos rodearon al general representado en ese busto enorme, que sigue mirando allá lejos. Sintieron el llamado de la patria. Y allí estuvieron.
RUMBO A LA MESETA
Desde temprano en la mañana, ómnibus de excursiones y automóviles, camionetas y camiones particulares fueron saliendo de la ciudad rumbo a la meseta de Artigas, para vivir los actos centrales del XVIII Encuentro con el Patriarca, que iban a comenzar a las 11.30.
La cantidad de vehículos que ingresaron al camino que lleva a la meseta, así como la cifra récord de participantes en la cabalgata, hizo que Policía Caminera, las direcciones de Tránsito y Movilidad Urbana e incluso integrantes de la organización, comenzaran a ordenar el tráfico, permitiendo alternadamente el paso de las sociedades nativistas y de los vehículos en aquellos lugares de camino estrecho.
Este año, llamó la atención, los inspectores de tránsito trabajaron todos interconectados con equipos transmisores especiales para motos, con micrófonos flexibles incorporados. Esto permitió en todo momento una comunicación fluida y una rápida resolución de inconvenientes.
UNAS QUINCE MIL PERSONAS
Si bien resulta imposible determinar el número exacto de asistentes, puede ser calculado en unas 15.000 personas que disfrutaron en un día primaveral ideal, de una fiesta. Había 60 estands que ofrecían desde platos con la imagen de la meseta de Artigas hasta juguetes, una docena de puestos de venta de bebidas, otro número similar de venta de asado con cuero, cordero y lechón, así como de otros productos. Excepto los estands, todos los puestos de venta fueron gestionados por organizaciones de la zona, entre ellas las escuelas, que con solamente lo recaudado en cada Encuentro con el Patriarca pueden financiar buena parte de las necesidades económicas del año.
Empresas sanduceras invirtieron este año en la colocación de puestos para ofrecer sus productos, que incluían mesas, sillas y sombrillas. Y también hubo juegos inflables para los más pequeños.
ENORME ZONA DE CAMPING
Este año fue ampliada la zona de camping, limpiándose otras áreas del parque nacional, para permitir su uso, contando con las precauciones necesarias, en la medida que la gran cantidad de fogones, tanto de las aparecerías como los particulares, podían generar un incendio.
Las aparcerías en general repitieron las ubicaciones de años anteriores, en tanto las nuevas fueron tomando espacio de acuerdo a la disponibilidad. Se apreció en general que los acampantes llevaron cuanta comodidad pudieron, desde sillas en PVC o playeras hasta heladeras a 12 V.
LA ESPERA
Alrededor de las 10.30, una hora antes del comienzo del acto, el público fue ocupando la base de la meseta, para poder apreciar de cerca el desfile de la caballería gaucha. Como ha ocurrido en los últimos años, el público se ubicó a cada lado del sendero de acceso a la meseta, por el cual precisamente iban a pasar los jinetes.
Cientos con cámaras fotográficas o aprontando las de sus teléfonos celulares buscaron la mejor ubicación posible para captar videos y fotos. En tanto, en el palco oficial, se agrupaban las autoridades.
Estuvieron presentes, entre otros, los intendentes de Paysandú, Bertil Bentos, de Salto, Germán Coutinho, de Río Negro, Omar Lafluf, de San José, José Luis Falero, y de Florida, Carlos Enciso; los tres diputados por el departamento, Miguel Otegui, Gustavo Rombys y Walter Verri; el comandante del Batallón “Leandro Gómez” de Infantería Mecanizado Nº 8, Arturo Astudillo; el jefe del aeropuerto internacional “Tydeo Larre Borges”, teniente coronel Jorge Abraham; el jefe de Policía Caminera, sargento Richar Díaz; el embajador de Uruguay en Argentina, Guillermo José Pomi; el embajador de México en Uruguay, Cassio Luiselli Fernández; el intendente de Colón, Mariano Rebord. A caballo, participando en la marcha, los senadores Jorge Larrañaga y Pedro Bordaberry.
EL ACTO
Con puntualidad, a las 11.30, ascendieron a la base de la meseta los abanderados, ubicándose al pie del monumento al prócer. Se ejecutaron y cantaron los himnos Nacional y a Paysandú, y posteriormente el intendente Bertil Bentos hizo uso de la palabra, como único orador.
Enseguida, comenzó el esperado desfile de caballería gaucha. Este año no se tuvo el número exacto de participantes, pero fue necesaria una hora y cinco minutos para que pasaran todos, lo que incluyó el arribo del chasque desde Florida y, al final, el chasque de Melo, que había arribado en sábado por la tarde.
“Estimamos que alrededor de 3.000”, dijo María Dolores Alvarez, de la organización. “Ocurre que en las últimas horas, sin previo aviso, llegaron otras aparcerías. Nosotros teníamos como cifra 2.800 participantes, pero con los que llegaron seguramente 3.000. Como sea, es una cifra récord para el Encuentro con el Patriarca”, agregó.
EN LA CASONA DEL PATRIARCA
Tras el desfile, las autoridades se dirigieron a la Casona del Patriarca, para el clásico acto frente al plaquetario. El público, en tanto, se dispersó hacia los fogones o hacia los puestos de venta de comida y bebida, para disfrutar de un almuerzo campestre, a la espera del espectáculo que se desarrolló desde las 15.
En el plaquetario, la delegación de Florida, que reivindicó la figura del chasque (al igual que la de Melo), realizó un homenaje a los tres capataces de la marcha que unió la meseta de Artigas con la plaza Independencia en Montevideo, Víctor Hugo Acosta, Luis Chichet y el desaparecido Alberto Etchegoyen (recibió en su nombre Belén Etchegoyen). También se homenajeó a Juan Carlos López y a María Dolores Alvarez, el uno por difundir a través de su programa las marchas y la cultura criolla, y Alvarez por su incansable trabajo a través de los 18 años que lleva el Encuentro con el Patriarca.
La Asociación Patriótica del Uruguay también entregó una plaqueta. Hubo varios obsequios que pasarán a integrar el acervo del museo de la Casona del Patriarca.
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