Opinion | 27 Sep Desde 1980, cada 27 de setiembre, se celebra el Día Mundial del Turismo, con el objetivo de fomentar el conocimiento entre la comunidad internacional de la importancia del turismo y sus valores sociales, culturales, políticos y económicos. Este año, la conmemoración lleva el lema “Turismo y sostenibilidad energética: propulsores del desarrollo sostenible”, lo que según el secretario general de la Organización Mundial del Turismo, Taleb Rifai, se traduce en un llamado a todos los agentes del turismo –a las administraciones públicas, a las empresas y a los propios turistas– a que pongan su parte para alcanzar la meta de las Naciones Unidas de conseguir de aquí a 2030 un acceso universal a la energía sostenible y para que el turismo ocupe un lugar central en las economías de energías limpias del futuro.
Desde este punto de vista se entiende que la energía renovable no es sólo una iniciativa o un compromiso de proteger medio ambiental sino también una oportunidad económica y crea millones de trabajos en turismo, energía y otros sectores.
Aunque en primera instancia quizá no se relacione el turismo con la energía renovable, lo cierto es que esta actividad constituye uno de los mayores sectores económicos del mundo y, como tal, se encuentra en una posición privilegiada para promover la sostenibilidad ambiental, el crecimiento ecológico y la lucha contra el cambio climático a través de su relación con la energía.
Pero esa no es la única razón para desarrollar un turismo que apueste al desarrollo sostenible. El turismo está cambiando en los últimos años. Los viajes impersonales y sistemáticos están dejando paso a pequeños proyectos de turismo de calidad, sostenible y responsable, donde los turistas no sólo visitan una zona, sino que procuran integrarse en ella desde un lugar de cercanía con las personas de los lugares que visitan.
En sintonía con esta realidad, también en Uruguay muchos alojamientos comienzan a destinar inversiones en tecnologías de eficacia energéticas o energía renovables como los paneles solares y hasta la energía eólica. Si tenemos en cuenta que con creatividad y decisión, también empiezan a plantear estas cuestiones como aun aspecto diferencial sustancial de su propuesta en relación a sus competidores y frente a la sociedad en general, es evidente que algo está cambiando. Y para bien.