Paysandú, Jueves 04 de Octubre de 2012
Opinion | 04 Oct Está siendo desarrollada en esta semana en Paysandú y otros siete departamentos del país la décima edición de la campaña “Un trato por el buen trato”, en la que luego de una serie de instancias de capacitación en materia de resolución de conflictos, adolescentes y jóvenes salen a las calles a “vacunar” contra las prácticas de maltrato.
Se trata de una vacunación simbólica en el marco de una campaña que trata de sensibilizar y concientizar a través de la dosis oral de la vacuna antipegánica que no tiene costo y son caramelos. Se “vacuna” sólo a los adultos, a quienes los adolescentes le extienden un certificado de vacunación que vence el día que la persona incumpla lo que está escrito en él.
La propuesta se basa en dos componentes fundamentales: la capacitación y la sensibilización pública. La primera etapa comprende la capacitación teórica a los educadores (niños, niñas y adolescentes que participan de la campaña), a qué se refiere cuando se habla de maltrato y buen trato, las relaciones humanas y los vínculos entre las generaciones. La sensibilización pública refiere a la difusión, la “vacunación” por la vía pública.
Aquellos que sean “vacunados”, hacen un trato: se comprometen a tener actitudes y conductas respetuosas de la dignidad e integridad de los niños, niñas y adolescentes.
Lamentablemente en nuestra sociedad, existen diferentes formas de maltrato, desde el físico a otras más solapadas que son también muy dañinas. No se trata sólo del maltrato que a veces ocurre entre compañeros en espacios de estudio --que es un problema y debe ser tratado-- sino también de otras formas de agresión no siempre visibles que ocurren a la interna de las familias, como el maltrato sicológico.
“El maltrato psicológico incluye el maltrato verbal, el menosprecio verbal y emocional. Lo que decimos deja marca. Cuando a un niño o adolescente un adulto le dice cosas como ‘no servís para nada’, ‘sos un tonto’, ‘cuándo te vas a avivar’ o ‘no sé qué vas a hacer con tu vida’, está diciendo cosas que dejan marca y son una forma de maltrato. La omisión y la indiferencia también lo son”, decía uno de los coordinadores de la campaña. Y es verdad. Son marcas generalmente muy difíciles de borrar y hasta de superar.
Por eso, es muy saludable para la sociedad en su conjunto que sean los propios adolescentes y jóvenes quienes tomen estos temas y se comprometan con responsabilidad y conciencia en acciones públicas que tratan de hacernos reflexionar y cambiar actitudes. Sin duda, están dando la nota. Y es muy buena por cierto.
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