Paysandú, Sábado 06 de Octubre de 2012
Rurales | 30 Sep Los Maremma son perros de trabajo y presentan la particularidad que a partir de los dos meses, cuando son destetados de su madre, comienzan a convivir con la majada. En Uruguay ya hay productores que los utilizan, como es el caso del casal entregado a una familia por parte del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) en julio de 2011, a través del Movimiento de la Juventud Agraria, como parte del proyecto Ovino que integra el grupo Bañado Grande.
Roberto y Paola, los productores que indica el portal todoelcampo, explicaron que son perros que se acostumbran pronto a esta nueva vida y la convivencia constante con las ovejas hace que creen un fuerte vínculo. “Yo diría que se integran a la majada como a una familia, el cuidado amoroso que tienen con ellas es algo difícil de explicar, no es raro ver la hembra echada junto a la majada casi confundida entre ellas y se distingue sólo por mover graciosamente su cola”, indicaron.
El macho, en cambio, tiene otro rol pues se encarga de recorrer el potrero y estar alerta ante cualquier peligro que pueda acechar las ovejas; es un celoso guardián dispuesto a repeler el ataque de cualquier depredador. El macho es un poco más grande que la hembra, tan blanco y peludo que no produce miedo, sino más bien ganas de acariciarlo, pero las apariencias engañan porque puede ponerse muy agresivo y llegar a morder.
Las ovejas parecen ser su razón de vivir, indica el informe. Están día y noche atentos y protectores, y no permiten la entrada de extraños al potrero. Es tal su inteligencia que ellos se comen las placentas y los corderitos que se mueren, y esto que parece peligroso en realidad no lo es, jamás atacarán un cordero vivo, lo hacen para evitar la presencia de aves carroñeras que son comunes en la época de parición.
A diferencia de la mayoría de su especie, no es un perro obediente, no le gusta recibir órdenes o más bien no las acata, su trabajo lo hace por instinto de lealtad y protección. Tampoco es muy ladrador, sólo lo necesario para avisar la presencia de gente ajena al establecimiento. De noche están muy alertas y son de gran ayuda en predios chicos, pues inmediatamente avisan la presencia de extraños. Sus dueños aprenden a conocer por el ladrido si anda gente, lo cual les permite dormir más tranquilos sabiendo que los Maremma vigilan.
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