Paysandú, Domingo 07 de Octubre de 2012
Rurales | 06 Oct La industria frigorífica devolvió al Instituto Nacional de Carnes (INAC) 1.295 toneladas que representan el 37% de la cuota, por lo que este año no se cumplirá el cupo de 3.400 toneladas de carne ovina --sin hueso-- que la Unión Europea le otorgó a Uruguay. El año pasado apenas habían devuelto poco más de 500 toneladas.
Los frigoríficos justifican la devolución de parte de las cuotas diciendo que los valores que pretenden los importadores del viejo continente no hacen al mercado de la Unión Europea más atractivo que la región.
Por otro lado, Brasil, el fuerte comprador de carne ovina uruguaya posee un buen stock y tiene miedo de comprometer precios y volúmenes altos, pero además tiene problemas con el tipo de cambio.
La Unión Europea también está manejando stocks altos y los importadores --según dicen los operadores-- no se muestran receptivos a recibir ofertas.
Con ese panorama, la industria uruguaya busca diversificar mercados, apuntando a Rusia, China y otros, e insiste en la necesidad de pelear un cupo ovino en Estados Unidos.
La devolución de cuotas no es una buena señal, principalmente para los criadores, pero el mercado es el que manda.
El problema es que el stock ovino venía creciendo --se recuperó cerca de 5% según la última Declaración Jurada de Dicose-- y el productor recibiría, dependiendo de cómo termine el negocio, un precio por el ovino que estaría 20% y 30% por abajo del recibido el año pasado, según estimó el presidente del Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL), Joaquín Martinicorena.
“Que se afecte la decisión del criador para la próxima encarnerada dependerá de cómo termine el negocio en carne y lana. Puede afectar en cuanto a seguir aumentando la dotación ovina, más bien se mantendrá del stock. Va a ser un año donde no se van a alcanzar los precios para carne y lana que se registraron el año pasado”, agregó el productor.
Martinicorena, tras mantener varios contactos con la industria frigorífica, dijo haber recibido “el compromiso de faenar toda la oferta que aparezca en primavera. El año pasado habían devuelto cerca del 25% y después la retomaron”, recordó a El País.
El mayor desestímulo para el productor estaría dado por los precios que reciba a fines de octubre o principios de noviembre, que es cuando sale al mercado buena parte de los corderos gordos. Los nacidos este año, por lo general son corderos livianos de unos 25 kilos que salen habitualmente al mercado de cara a fin de año. Por lo general son corderos engordados en campo natural y en muchos casos son cruzas.
Si los productores engordan corderos propios, aunque bajen, igual van a recibir buenos precios por sus animales.
Pero en noviembre también se da el pico de oferta de los corderos pesados y el invernador --que compra los corderos-- será el más afectado. Este eslabón de la cadena será el que “pague los platos rotos” si los precios bajan cuando aparezca mayor oferta y los mercados siguen sin mayores cambios.
La consecuencia directa será que el invernador le baje el precio al criador el año que viene y éste se desestimule y produzca menor cantidad de corderos, porque encarnerará menos ovejas. Hasta ahora el stock creció porque son los criadores los que están apostando fuerte a un mayor crecimiento y los invernadores los siguen.
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