Locales | 11 Oct El Pototo relinchaba cada mañana; la vaca Aurora, el perro Batuque, el gato Pompom acompañaban siempre. Cada mañana, por CW 39 radio La Voz de Paysandú, la ciudad y hasta donde alcanzaba la onda, se divertía con el buen humor que irradiaba el programa “Farándula matinal”. Eran los años 60. Otro mundo, seguramente otro Paysandú. Momento de grandes locutores y conductores de programas de radio. Momento de Julio Oscar “Bocha” Cravea.
En la noche del martes, el “Bocha” falleció tras una larga lucha con una cruel enfermedad. La noticia casi no sorprendió. Más tarde o más temprano, era el final. Pero una cosa es esperar que algo suceda en algún momento y otra muy diferente sufrir el mazazo de que ha pasado aquello que se esperaba.
Muchas imágenes, muchos recuerdos, desde oyente a compañero de trabajo. Todo pasa y todo queda. Exactamente eso ocurrió. Historias compartidas, recuerdos de simplemente un escucha divirtiéndose con el Pototo, gracias a la entonces magia de un disco de efectos de sonido. Todo y más.
Cravea comenzó su carrera como locutor y conductor radial en CW 39 radio La Voz de Paysandú en los años 60, con la “Farándula matinal”. Hasta entrados los 70. Quizás al mismo tiempo que llegaron al poder los militares, Cravea quedó sin empleo. Hasta que en 1975, su amigo José Luis Moretti lo llevó a la recién inaugurada CX 142 radio Felicidad. Ahí volvió al éter y continuó en esa radio hasta el final de sus días.
Hizo “Felicidad matinal” y “Canto de amigos”, aquel programa del mediodía con folclore uruguayo. Tuvo un programa de quiniela, cuando todos se ponían la portátil en la oreja soñando con la riqueza que podría darles solamente “ese número”. Durante años, los 24 y 31 de diciembre los pasaba en la radio, con sus bailes de Navidad y Año Nuevo, de 21 a 3. Entregaba decenas de premios, ponía música para disfrutar, leía mensajes de los oyentes y entretenía. Lo suyo pasaba por mantener al oyente alegre, contento, distendido. También participó de programas de básquetbol y fútbol.
En 1984, se acordó de otra de sus pasiones, el carnaval. Integró aquella ya mítica comisión que recuperó el carnaval para Paysandú, bajo la Administración Belvisi. A medio camino supo que lo suyo no era integrar una comisión sino salir en una murga. Se pintó la cara, se puso a un extremo del coro y se movía haciendo fonomímica. Disfrutaba como el que más. Él se dio el gusto de salir con “la” Guarda el Pomo.
Más adelante, “Todos detrás de Momo” fue su programa, que en cada carnaval recorría tablados, el escenario oficial y desde estudio recordaba las grandes murgas, los mejores coros, las más destacadas parodias. Ahí la vida nos unió; el como conductor del programa, uno como comentarista de carnaval. Aquellas frías noches en el Estadio Abierto, supieron templar una buena amistad.
El “Bocha” se metió en el corazón de la gente, se transformó en el hombre de radio de los felices con poco, siempre y cuando hubiera un motivo más para compartir, brindar, cantar. Y se entregó con su pasión a ese rol, disfrutándolo a pleno. Su voz era una caricia para el alma, su voz era convocante. Era el “Bocha”, no era necesario mucho más.
En la Navidad de 2010, no pudo salir en vivo. Aquel 24 de diciembre su voz salió grabada. Fue el comienzo de su adiós a la radio. La enfermedad comenzaba a atraparlo. Hasta que este martes, se cerró su micrófono para siempre. Sólo quedó acompañar su cuerpo hacia su descanso final.
Recordarlo no será difícil. Su risa era casi como un estallido que contagiaba felicidad. Quedará en el éter, en esa magia de ondas y voces transportadas. Quedará en cada ensayo de carnaval. Quedará en cada encuentro de guitarras y acordeones. Andará quizás con Pototo, Aurora y Batuque. Será feliz, que duda puede existir. Y aquí, en este terrenal entorno, se lo recordará como a él le gustaba. Como simplemente, el “Bocha”. Enrique Julio Sánchez