Opinion | 11 Oct El reciente encuentro anual de las Cooperativas Agrarias Federadas (CAF) fue escenario de un interesante intercambio de ideas sobre la problemática que afecta al sector, a partir de un escenario internacional que al menos mantiene precios firmes de los commodities, pero que a la vez presenta incertidumbres y un grado de inestabilidad subyacente, que seguramente en algún momento pondrá a prueba a países que presentan déficit de infraestructura, como el Uruguay.
No es un tema nuevo, desde que pese a la coyuntura favorable que atraviesa la región productora de materias primas, entre las que se cuenta nuestro país, las inversiones en el sector agropecuario no han sido acompañadas de las inversiones concomitantes en materia de logística al servicio de la producción.
Lo pone de relieve en este contexto el presidente de las Cooperativas Agrarias Federadas, Daniel Vago, quien en declaraciones a El País consideró que “los graves problemas logísticos que vive Uruguay están afectando seriamente la competitividad de los productores”, y a la vez evaluó que los problemas en los caminos, carreteras y puertos son hoy en día el gran freno para la producción agropecuaria para seguir creciendo.
Consideró por lo tanto que la posibilidad de que por razones de mercado o sobre todo climáticas pueda registrarse en algún momento una baja en los precios de las materias primas, como ya ocurrió en 2008, pone una nota de incertidumbre en el agro nacional, por cuanto una menor cotización en los valores internacionales se daría en un contexto de altos valores de insumos y de otros costos, lo que iría en desmedro de la economía de los productores, especialmente pequeños y medianos, que son los más vulnerables a estos avatares.
Este tema no es nuevo, en realidad, porque previamente a la coyuntura favorable de los últimos siete años en el agro por la receptividad en los mercados internacionales, el sector había sufrido las consecuencias de bajos precios y déficit en infraestructura. Las circunstancias externas han hecho que la valorización de las materias primas empujaran la inversión y mediante esta alta cotización puedan disimularse todavía los problemas logísticos y en infraestructura que padece el país.
La logística precisamente debe estar al servicio de la producción porque implica poner la mercadería en los puntos de destino en la forma más eficiente posible, tanto en lo que refiere a costos como a tiempo y calidad del transporte.
En nuestro país debe tenerse presente además que hay dificultades en almacenamiento y transporte desde las áreas de producción a los lugares de salida hacia ultramar, es decir los puertos de Nueva Palmira y Montevideo.
Por cierto, una logística aceitada es factor fundamental en lo que refiere a la competitividad, y a la vez puede en alguna medida compensar el costo desmedido de producir por los altos valores de insumos, salarios, energía y carga impositiva, lo que hasta ahora ha quedado más o menos disimulado por los precios internacionales de las materias primas, como bien dice el presidente de las Cooperativas Agrarias Federadas.
Y aunque “logística” no es sinónimo de transporte sino que refiere más a la eficiencia y organización de la producción, este es un aspecto crítico del negocio. Por ese motivo los persistentes problemas en caminos, carreteras y puertos todavía sin resolver condicionan el desenvolvimiento del sector agropecuario.
No está todo por hacer, pese a todo, desde que se ha trabajado encomiablemente en materia de puertos, promoviendo un sistema nacional a través de la Administración Nacional de Puertos (ANP), y en el caso del puerto sanducero se le ha dotado de infraestructura para la operativa a granel y con contenedores, apostando a que el transporte fluvial sea gran parte de la solución que requieren nuestros productos primarios de grandes volúmenes y bajo valor relativo.
Pero el problema de las carreteras saturadas por grandes transportes de cargas todavía está sin solución, sobre todo porque sigue sin aparecer la tercera pata del esquema, es decir el ferrocarril, que es precisamente la modalidad de transporte comparable al transporte fluvial en el traslado de cargas de gran volumen.
Ello da la razón a la inquietud de los productores federados, por cuanto los altos costos de insumos y el precio del flete, así como la necesidad de tener la producción en tiempo y forma en los puntos de exportación, conspiran contra la competitividad, y si ello es problemático en momentos de buenos precios internacionales, puede resultar demoledor si éstos caen y no hay respuestas para compensar el desfasaje económico.