Locales | 15 Oct Uno se pone a mirar y ve el chasis por un lado, chapas por otro, algún trozo de madera y se pregunta: ¿y el motor dónde está? La respuesta es rápida: también está, pero en manos del mecánico que lo revisará de punta a punta y verá qué se debe hacer. Allí en el taller de la tapicería Flores, están los fierros y las chapas para armar el rompecabezas.
En contacto con Andrés Pérez, el propietario de ese legendario chasis, nos cuenta que “se trata de un automóvil Chevrolet del año 1929.
Hace dos años que lo compré con el fin, precisamente de desarmarlo totalmente, reparar todo lo que sea chasis, componentes mecánicos, motor, chapa, madera, tapicería y dejarlo cero kilómetro. El motor es el original, como todo el resto de las piezas”.
“Veremos si hay necesidad de rectificar el motor, por cuanto el auto en su momento andaba bien.
Por supuesto que será una tarea que llevará tiempo. El chasis está bien, pero hay que repasarlo al igual que los demás componentes.
Habrá que trabajar en la chapa y una vez pronta cada sección, ensamblar todo. Originalmente este auto tenía capota, pero cuando yo lo recibí estaba con un techo de chapa, y este es un tema que deberé resolver”, agregó.
El rodado es de alambre y está en buenas condiciones. Por el momento no está definido el color que se utilizará para pintarlo, por ahora ahí está como desmenuzado, pero dentro de unos meses resurgirá para convertirse en referente de aquellos Chevrolet de fines de la década del 20 que tan airosos recorrieron calles y caminos, con barro o entre la polvareda, haciendo precisamente camino al andar.