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Paysandú, Jueves 18 de Octubre de 2012

La penúltima

Opinion | 17 Oct Las bebidas con alcohol no son una de las caras del demonio. Un aperitivo, una copa compartida en una reunión de amigos. Nada de malo hay en ello. De hecho hay estudios que indican que una copa de vino o una de cerveza todos los días producen efectos beneficiosos.
La cuestión es si el abuso de las bebidas con alcohol. El abuso, como en tantas otras cosas, es el problema. Y también quienes lo consumen. Niños y adolescentes no deben consumir bebidas con alcohol porque su cuerpo no está preparado para el mismo.
No obstante, las bebidas con alcohol entre los menores de edad se vuelve más y más común, y en mayor cantidad. Las razones son varias. Por un lado, en Uruguay el consumo de alcohol está “bien visto”. Incluso en muchas familias, que los menores tomen tragos con alcohol no parece mal. Otra razón es la edad en que los adolescentes comienzan a salir libremente, especialmente los fines de semana. La falta de tutoría responsable de los mayores hace más sencillo que los jóvenes caigan en excesos de cualquier tipo.
En ese mismo entorno, las reuniones bailables comienzan más y más tarde. No hace tanto tiempo, a las 22 horas los bailes estaban a pleno, con todos divirtiéndose. Hoy a esa hora muchos jóvenes duermen para poder mantenerse despiertos durante las madrugadas. Y entrar a un baile antes de las 2 o 3 de la madrugada no es socialmente aceptable. Esto, a su vez, deja horas en que “algo hay que hacer”. Y allí surgió, en los últimos tiempos, “la previa”, o la excusa para ir alcoholizados a los bailes. El alcohol en esos casos tiene un efecto democratizador. Toma el tímido para salir de su timidez, pero también toma el extrovertido, los lindos, los no tan agraciados, y así por el estilo. El alcohol está al alcance de todos, especialmente en “la previa”, que en Paysandú puede perfectamente ser en “el cantero”.
A esto hay que sumar la desidia de los comerciantes que no tienen escrúpulos en vender bebidas con alcohol a menores de edad, y la falta de capacidad del Estado de responder con verdaderos controles para evitar esa venta y al mismo tiempo reducir dramáticamente el consumo entre menores. Pero hay otro elemento clave del que no siempre se habla y es el excesivo consumo entre los mayores. Mal ejemplo les dan a los menores y mal pueden decirles a los jóvenes que no consuman si estos los ven frecuentemente borrachos.
El alcohol es un flagelo que azota a la sociedad uruguaya toda. Es responsable de accidentes, peleas, muertes, enfermedades crónicas, perdida de jornales laborales y más. Se hace muy poco, quizás porque tenemos el brindis fácil. Demasiado fácil.


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