Opinion | 14 Oct “Observe esta foto, podemos situarla sin dudas entre 1903 y 1904. Vea los arbolitos de la Plaza Constitución. En 1902 fueron rematados los grandes paraísos y en 1903 las autoridades municipales dispusieron la plantación de plátanos, que debían tener unos tres metros de altura. Lo que vemos en primer plano es una procesión de la Virgen del Rosario. Mire: en la plaza se aprecia un gran kiosco indudablemente de estilo inglés, mientras que enfrente en el edificio que está entre la Iglesia Parroquial (hoy basílica) y 18 de Julio aparece un gran cartel que ofrece ajenjo y bitter Cusenier: es el almacén del señor José Texidor, en el mismo edificio estaba también el Hotel Central. Fíjese que en una de las torres hay andamios, parece que estaban pintándola. Sacerdotes y monaguillos encabezan la procesión que seguramente ha rodeado la plaza y ahora sube por 18 de Julio hacia la escalinata del templo donde aguardan damas de vestidos oscuros y muchas niñas ataviadas con colores muy claros. Seguramente la fotografía fue sacada desde el balcón de la esquina de la Mueblería Branca, en ‘18’ y Plata”.
El comentario que transcribimos, palabras más palabras menos, fue formulado por un apasionado coleccionista que nos mostraba una de las muchas fotografías de Paysandú que posee y que son verdaderos documentos que rescatan la vida cotidiana y los hechos puntualmente destacados de la historia sanducera.
Para no abundar demasiado en la enumeración de las piezas que posee digamos que van desde fotografías no difundidas de la visita de José Batlle y Ordoñez a Paysandú en 1903 hasta la jornada de agosto de 1916 en la cual Héctor Scarone --considerado el mejor futbolista del mundo en la década de 1930 y comienzos del 30-- debutó en el primer equipo del Club Nacional de Fútbol aquí, en el Parque Artigas.
Por otra parte, bien sabido es que se entiende que el Sitio de Paysandú (1864-1865) fue el primer hecho bélico fotografiado en América del Sur.
Y todo esto y mucho más nos lleva a preguntarnos cómo es que no tenemos un centro, un instituto fotográfico que reúna todas esas maravillas dispersas, que identifique claramente las imágenes y, fundamentalmente las exponga para que permanentemente sanduceros y visitantes puedan admirar lo que son en definitiva obras de arte y sin lugar a dudas documentos imborrables del pasado muchas veces glorioso, otras veces dramático y en infinidad de oportunidades ejemplos claros de la vida cotidiana de los sanduceros.
En Montevideo, en la órbita de la Intendencia Municipal, funciona desde hace 10 años el Centro de Fotografía que se dedica a conservar, documentar, generar, investigar y difundir imágenes fotográficas de interés para uruguayos y latinoamericanos. 
Entre otras actividades, custodia un acervo en permanente crecimiento, compuesto por aproximadamente 120.000 fotografías históricas, correspondientes al período 1840-1990, y 30.000 fotografías contemporáneas. En constante proceso de digitalización, las fotografías históricas están a disposición del público para su consulta y reproducción.
 Por otra parte, la Universidad de la República dicta actualmente en Paysandú los cursos correspondientes para obtener el título de Técnico Universitario en Tecnologías de la Imagen Fotográfica.
La orientación general de la carrera que actualmente cursan varias decenas de estudiantes establece: “La Tecnicatura en Tecnologías de la imagen fotográfica propicia el estudio de las técnicas, su diversidad creativa y usabilidad, en relación a la producción fotográfica tradicional (analógica) y las de más reciente irrupción (digital), en procura de una formación integral y crítica del estudiante”. También se dicta la licenciatura en Archivología, una carrera terciaria fundamental para el correcto manejo de datos históricos, piezas y en nuestro caso, imágenes tanto digitales como en cualquier sustrato.
Y estos hechos que mencionamos nos indican claramente que es posible crear rápidamente en la órbita de la Intendencia Departamental un Centro Municipal de Fotografía cuyo cometido sea recopilar, investigar, procesar y difundir las fotografías que Paysandú ha generado a lo largo de su rica historia.
Para crear este organismo podemos recurrir al asesoramiento de la repartición que mencionamos de la Intendencia capitalina estableciendo un convenio similar al que en su momento se firmara, y que tan bien funciona, para la restauración del Teatro Florencio Sánchez.
A la vez, dicho centro podría ser adecuado para generar algunos puestos de trabajo, mediante pasantías, para estudiantes avanzados del curso de Tecnologías de la Imagen Fotográfica.
Concluyamos entonces que es necesario que Paysandú pueda acceder a las imágenes que ha generado su historia y resulta muy claro que la iniciativa puede encararse con sólidas razones creando un organismo que sirva tanto a la comunidad sanducera como a todos aquellos que nos visiten o deseen hacerlo desde cualquier parte del mundo.
Las fotografías y la tecnología sólo esperan que nuestra voluntad las impulse.