Locales | 19 Oct Un grupo de vecinos del barrio Curupí, un asentamiento en terrenos privados e inundables autodenominado “Bajo Curupí” ubicado al Oeste del recuperado PIAI y pasando calle Libertad, “pedimos a la Intendencia que nos apoye con un terreno como hizo con los del barrio Los Álamos, y ese terreno que les van a dar es el mismo que nosotros venimos pidiendo hace tres años pero nunca tuvimos respuesta”, dijo a EL TELEGRAFO Nancy Barreto, una de las vecinas.
“Siempre nos han dado respuestas negativas, fuimos a la Intendencia, hablamos con (Nicolás) Olivera, pedimos una opción viable para una vivienda”. Dijo que una de las respuestas fue que “no estamos registrados en ningún lado, pero eso es imposible porque en la inundación de 2010 nos sacaron de acá y fuimos a distintos lugares, algunos al estadio cerrado, y nos tomaron todos los datos, hasta el teléfono y todos fuimos al corralón, que nos pidieron fotocopia de la cédula, la dirección”.
“todo quedó en nada”
Según Barreto, “cuando el intendente y Olivera vinieron, nos dijeron que precisábamos urgente una reubicación, y después quedó todo en nada, aunque ya teníamos todas las planillas”. Lo que piden los vecinos es un terreno y materiales “para hacer una casa por autoconstrucción; la podemos hacer nosotros mismos y si quieren poner algún asistente social o arquitecto que nos ayude, perfecto”. Habló también de “un terreno que tiene la Intendencia en Límite Este (Enrique Chaplin) y número 6”.
Sobre cómo está compuesto el barrio, dijo que “hay 46 familias, algunas con tres o cuatro gurises y es gente que trabaja en la zafra, como la naranja, otros de changas, o bolseros en el puente a Colón, o bagayeros o recolectores y clasificadores. No todos tienen un sueldo fijo, salvo los de la naranja, mientras dura”. Dijo que “para esa parte de calle Libertad no hay recolección de residuos ni barométrica, por lo que estamos viviendo bastante mal”.