Paysandú, Domingo 21 de Octubre de 2012
Opinion | 18 Oct En lo que ha sido considerado como un “relanzamiento” del Plan Solar de UTE, durante los festejos este martes de un nuevo aniversario del ente, el presidente del organismo, Gonzalo Casaravilla, anunció que se incorporarán estímulos adicionales para que los usuarios se vuelquen a la compra subsidiada de equipos para calentar agua y ahorrar electricidad, que es la base de esta iniciativa.
De acuerdo a lo explicado por el jerarca a El País, las autoridades del organismo resolvieron introducir mayores incentivos para promover el ahorro de electricidad que se utiliza para calentar agua, en este caso llevando el subsidio original de 4.200 pesos para cada familia y la financiación del Banco Hipotecario, para cuadruplicarla, a lo que se agregará que los clientes que instalen paneles solares verán su tarifa reducida en 700 pesos durante 24 meses, en el caso de los primeros dos mil quinientos colectores solares, entre los que además se sortearán cien gratuitos.
La posibilidad de instalación de colectores y paneles solares para generar energía es una propuesta de toda lógica para un país de clima subtropical donde existe un número de horas de sol al año mucho mayor al de otros países donde hay sin embargo instalado un buen porcentaje de dispositivos de este tipo, los que permiten un ahorro significativo en el consumo eléctrico si se tiene en cuenta que de acuerdo a estimaciones de los técnicos de UTE, el cuarenta por ciento de la electricidad que se consume en un hogar se utiliza para calentar agua en termotanques y dispositivos similares.
El mayor obstáculo que se presenta para que pueda masificarse el uso de calentadores solares, sobre todo en el norte del país, donde hay mayores posibilidades de aprovechamiento de la energía solar, es precisamente el costo de la inversión inicial, no tanto por lo que cuesta instalarlo en una obra en pleno desarrollo sino cuando se colocan en edificios construidos, en los que en algunos casos son necesarias reformas de cierta envergadura.
La decisión de aumentar subsidios y establecer facilidades de pago adicionales hablan a las claras de que se han percibido dificultades en cuanto a generar la respuesta que se busca en cuanto a la demanda del ciudadano común, porque además, de acuerdo a los costos que se habían establecido en la compra de calentadores solares, aún subsidiados, solo eran convenientes si se tiene un consumo por encima de determinado nivel, que es cuando resulta rentable la ecuación.
Pero sin dudas que más difícil aún es convencer a los usuarios que es absurdo pagar por algo que podrían recibir gratis sin perder absolutamente nada de confort, y por el contrario, gana también en ese aspecto. El problema es lograr un cambio conceptual en el ciudadano medio que aunque parezca menor, no lo es, porque predomina la desconfianza sobre un sistema que al parecer depende de la temperatura ambiente o la nubosidad que se presenta, cuando está claro que no se busca sustituir plenamente a los calentadores eléctricos sino reducir a un mínimo el tiempo en que éste está encendido. En ese sentido es evidente que por poco que el equipo solar eleve la temperatura del agua en un día lluvioso de invierno, por ejemplo hasta unos 20 o 30 grados Celsius, siempre se necesitará menos energía para que el viejo calefón eléctrico termine de calentar el agua consumida hasta los 50 ó 70 grados deseados, que si se partiera de los 8 grados en que sale directamente de la red de OSE.
Lamentablemente no ha sido prolija la presentación de este plan, y ya en marzo hubo lo que las autoridades del organismo denominaron como un “prelanzamiento”, cuando hace más de un año se había anunciado como un hecho.
Hasta ahora cinco empresas fueron habilitadas por la Unidad Reguladora de Servicios de Energía y Agua (Ursea) para ser los proveedores de los paneles solares que se instalarán en el marco del Plan Solar de UTE, con un período de unos sesenta días de demora para la inscripción de las empresas en la Ursea.
A través de este proyecto se promueve la instalación, a un costo de entre treinta y cuarenta mil pesos, de estas instalaciones, de acuerdo a la capacidad, a través de un crédito blando y subsidio, que se irá pagando con el ahorro en la tarifa, quedando luego el dispositivo por varios años para su aprovechamiento y consecuente ahorro real desde el punto de vista económico para el usuario.
Es de esperar que de una vez por todas estos planes sean llevados a la práctica en forma criteriosa y con buena respuesta, y que tras el relanzamiento el usuario llegue al convencimiento de volcarse a esta alternativa tras la desconfianza inicial, teniendo en cuenta el déficit en generación, que nos obliga todos los años a comprar energía cara a nuestros vecinos, y porque sería además un buen complemento a los intentos de incorporación de energías de generación alternativas como la biomasa y la eólica.
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