Paysandú, Jueves 25 de Octubre de 2012
Opinion | 21 Oct Todo país que pretenda progresar tanto industrial como socialmente debe disponer de una oferta de energía barata y que, por lo menos, exceda sus requerimientos. Innecesario resulta describir la insuficiencia crónica de generación eléctrica que padece nuestro país. Esta situación ha llevado a que se deban “quemar” miles de millones de dólares para generar electricidad a partir de combustibles que no existen en el país y resultan abrumadoramente caros. En este momento se concreta la compra de una central generadora de ciclo combinado con un costo de mas de 500 millones de dólares y sin embargo prácticamente no se ha prestado atención a la energía que “viene de arriba” como la solar o la eólica.
Si bien se ha implementado la promoción de algunos métodos alternativos estamos lejos, muy lejos, de ahorrar lo que debemos y podemos y seamos claros: ahorrar no significa dejar de consumir sino que quiere decir que utilicemos toda la energía posible de fuentes cuyo “combustible” es gratuito como lo son el sol y los vientos.
Al respecto es imprescindible establecer una verdadera política de estado determinando acciones claras.
Veamos: es evidente que los hogares de menor poder adquisitivo deberían apuntar a la energía solar, precisamente porque sus destinatarios cuentan con menos recursos para pagar por la electricidad que consumen. Es así que, por ejemplo las casas de los planes Mevir o las viviendas que se construyen para eliminar asentamientos marginales tendrían que ser dotadas de colectores solares. Recordemos que la instalación de este equipamiento en casas ya construidas puede llegar a ser muy oneroso pero tiene muy poco costo si se coloca cuando la unidad está siendo levantada.
Actualmente las familias de muy bajos recursos o hasta indigentes, pagan un “ficto” por la electricidad que consumen y generalmente gastan bastante por las propias necesidades del grupo familiar, mientras que si se les entrega una vivienda con un calentador solar consumirán energía que, más allá del costo del equipo, es gratis. Y no olvidemos que se les está brindando un confort superior pues el colector más chico provee de por lo menos tres veces más agua caliente que cualquier calefón familiar.
Por otro lado, sería necesario establecer que los nuevos barrios o edificios, ya sean cooperativos, sociedades civiles, emprendimientos privados o de cualquier otra naturaleza utilicen sus amplias azoteas para instalar los colectores que habrán de alimentar los sistemas de agua caliente. Aclaremos que actualmente rigen ya normas que determinan que hoteles, clubes y similares utilicen el sistema de paneles.
A la vez, los grandes barrios, sean del tipo que sean consumen muchísima electricidad en la iluminación del parque circundante que, bien sabemos, es imprescindible para una mejor calidad de vida y un adecuado marco de seguridad. Por esto, especialmente en el Sur del país donde siempre hay viento, sería muy conveniente instalar aerogeneradores para que alimenten con energía gratuita todo el sistema de iluminación pública de dichos conglomerados.
Esto que parece una quijotada –no por los molinos de viento, claro— en realidad no está fuera del alcance de los propios usuarios de tales viviendas. Establezcamos que un aerogenerador de 2,2 Kw con baterías y elevador de voltaje a 220 volts cuesta, instalado, unos 12 mil dólares. Este equipo puede dar corriente a 20 spots de 100 vatios Led (diodo emisor de luz, por su sigla en inglés), de gran eficiencia y que iluminan en conjunto el equivalente a 15 cuarzos de 1.000 vatios. Tal potencia garantiza una excelente iluminación con un solo equipo alrededor de una cada torre “normal”, por ejemplo similar a las de los barrios IC de Paysandú.
Es cierto que en este momento cada spot de Led de esa potencia cuesta unos 350 dólares –no tienen subsidio alguno y pagan el IVA como cualquier otro producto--, lo que significa una inversión extra de 7.000 dólares por conjunto generador - luminarias. Sumado esto a los 12.000 dólares del aerogenerador, podríamos decir que con menos de 20.000 dólares tenemos todo el parque circundante iluminado excelentemente, sin tener que pagar un solo watt de UTE nunca más.
En definitiva consideramos que debe ser política de estado el utilizar a pleno las fuentes de energía gratuitas como el sol y los vientos que algunas veces tanto nos perjudican. Lograremos así más confort, más economía y más seguridad para los que menos tienen
mientras Uruguay todo ahorra divisas.
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