Paysandú, Jueves 25 de Octubre de 2012
Rurales | 21 Oct Un muy buen número de productores de la zona de Colonia Juan Gutierrez, acompañados por estudiantes y docentes de la Escuela Agraria de Guichón y UTU de esa ciudad, participaron de la jornada de campo promovida por el Instituto Plan Agropecuario (IPA), que permitió a los productores observar el diseño de pequeños módulos de alta producción forrajera y conocer más profundamente sobre sus campos, a través de la información del seguimiento forrajero satelital que el ingeniero agrónomo Marcelo Pereira lleva desde hace algunos años.
“No partimos de una posición de que el Plan Agropecuario sabe y los otros no saben, sino que cambiamos totalmente la filosofía que sostiene que el productor sabe mucho de sus campos y que los técnicos podemos tener un conocimiento complementario y que es necesario traer el conocimiento académico, por eso es que tenemos el seguimiento forrajero satelital para que nos ayude a tomar decisiones”, sostuvo a EL TELEGRAFO, el ingeniero Pereira.
El profesional sanducero reconoció que los inicios trabajando en la colonia Juan Gutierrez “fue en el año 1987, y desde ahí conjuntamente con el ingeniero Millot comenzamos a trabajar en el relevamiento de forrajes. Hace unos dos años se inició un proyecto del Plan Agropecuario que se llama integrando conocimientos, partiéndose de la base que el productor tiene un conocimiento muy valioso y que muchas veces no se conoce por lo que es necesario rescatarlo”.
En la segunda fase de ese proyecto, se decidió trabajar con un conjunto de predios y uno de los lugares elegidos fue la colonia Juan Gutiérrez. “Por un lado debido a los conocimientos que ya teníamos de la zona, pero también porque en un momento, el Plan Agropecuario realizó una consultoría financiada por el SNAP, recorriéndose todos los predios de acá”.
De ahí que se decidió trabajar con la colonia como una unidad sola. Son 27 productores que abarcan 29 fracciones, unas 8.300 hectáreas, “con una particularidad que a la corta o a la larga, ésto pasará a integrar el Sistema Nacional de Áreas Protegidas”, acotó Pereira.
En la consultoría se dejaron algunas recomendaciones. “Se identificó como funciona la dinámica de la vegetación, es decir como se comporta la vegetación después de que los campos se aran. La colonia desde el año 39 tuvo una fuerte historia agrícola y recientemente con el uso de herbicidas, por lo que el relevamiento procura conocer cómo se comportan las pasturas naturales cuando se dejan de mover”. El técnico del Plan Agropecuario señaló que “se encontró que las pasturas naturales en la mayoría de los casos, cuando tienen un período de descanso que llega aproximadamente a los 10 años, tienen una recuperación más que interesante con la presencia de tres especies que dominan: el pasto horqueta, cola de lagarto y la flechilla morada alta que son tres especies excelentes. Son dos de verano y una de invierno”.
Para dejar que esa dinámica de la vegetación funcione, es decir que los campos se dejen descansar y no se muevan y se exprese ese potencial productivo basado especialmente en especies nativas, “hay que dejarlo de mover”, aclaró. “Para que esto suceda hay que conciliar la conservación con la productividad”, dijo.
El arrayán
La jornada de campo se inició en el predio “El Arrayán” de Francisco Cabrera. Allí los asistentes recorrieron algunos potreros para observar las diferencias de crecimiento en campos naturales y pasturas mejoradas, a la vez de conocer el manejo que efectúa el productor anfitrión.
Cabrera manifestó a EL TELEGRAFO, que “hace ocho años que se instaló en el predio y encontró los campos muy sucios, los que fue limpiando haciendo algunas praderas, aunque estas apenas duran un año y poco más”.
Entiende que eso puede suceder por “la naturaleza, simplemente”. Sostiene que el año pasado “no llovió y cuando quiso venir un poco comenzó el invierno y ahí tuvimos una seca bárbara, complicándose la situación en general en la zona”.
Cabrera estuvo tres año con 103 hectáreas, y ahora sumó mediante colonización, posee 120 hectáreas más, donde se dedica a la cría de corderos y terneros. Posee 85 vacas en su momento pampas con Normanda, y ahora tienen Cebú con Aberdeen Angus colorado.
“Cuando puedo preparo alguna pradera, como la que vimos de raigrás, avena y achicoria; otras 70 hectáreas son de trébol rojo y me duró solamente un año”, argumenta el productor.
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