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Paysandú, Lunes 29 de Octubre de 2012

Primero la calidad de vida

Opinion | 29 Oct Se conmemora hoy el Día Mundial del Ataque Cerebral o Accidente Cerebrovascular (ACV). Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el ACV es la primera causa de discapacidad y la segunda de muerte en países industrializados. En Argentina cada cuatro minutos una persona sufre un ACV. Y en Uruguay, según publicó en la víspera “El País”, 8 personas mueren cada día por ACV. Existen dos clases de ACV: isquémico, por obstrucción aguda de una arteria cerebral, con repentina interrupción de su flujo sanguíneo, o hemorrágico, por ruptura vascular.
Felizmente puede prevenirse, pero al mismo tiempo es un riesgo silencioso que puede atacar a cualquier edad, desde la infancia a los últimos años de vida, más allá que el riesgo crece desde los 60 años en adelante.
Los factores principales de riesgo son el fumar, la hipertensión arterial, el exceso de peso, una alimentación no saludable, la diabetes y la falta de ejercicio físico. Corrigiendo estos factores, entonces, se estarán tomando las precauciones apropiadas para prevenir esta enfermedad.
Pero sea como sea, de acuerdo a la Comisión Honoraria para la Salud Cardiovascular, ocho personas mueren por día por ACV, lo que suma un total de 2.863 muertes al año.
Es una enfermedad que a ritmo de epidemia expande muerte por todo el mundo, aunque con especial énfasis en las sociedades desarrolladas o en desarrollo. Porque más allá que puede prevenirse, el problema creciente es que cada vez resulta más difícil hacerlo por las exigencias de la propia sociedad, que a la vez que aumenta la oferta de nuevos artilugios y de artículos para vivir mejor y más cómodos, exige más y más esfuerzo y empeño laboral para llegar a ellos. Y cuando se los alcanza, siempre hay más modernos y aparentemente mejores. Y a redoblar, pero el esfuerzo, el desgaste. Claramente, esto lleva al estrés de una sociedad que tiene todo para vivir mejor pero a la que le falta el tiempo para concretar sus mejoras y disfrutarlas plenamente. Si bien es cierto que antes se relacionaba el estrés con la enfermedad cardíaca, ahora, estudios como el del Hospital Clínico Universitario San Carlos de Madrid, ligan también al ACV al estrés. La gran lección entonces es que para prevenir el ACV y otras enfermedades, la primera regla es vivir una vida saludable, tratando de bajarse de la carrera de adquirir lo último, consumir lo último. De nada vale el esfuerzo si no queda tiempo para disfrutarlo. Vivir se debe la vida de tal suerte, que permita disfrutarla en plenitud. Lo primero es la calidad de vida. Cuidarla, es realmente trabajar en la prevención de enfermedades tan graves como el ACV.


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