Paysandú, Martes 30 de Octubre de 2012
Opinion | 27 Oct Pese a que desde que asumió, y cuando va transcurrida la mitad de su mandato, el presidente José Mujica ha proclamado y reafirmado como una de las prioridades de su gobierno la reactivación del ferrocarril, para potenciar la infraestructura logística del país, la realidad indica que más allá de los enunciados poco y nada se percibe en realizaciones en esta dirección.
Hace dos meses se había indicado que AFE procuraba obtener un crédito financiero de nueve millones de dólares con la intención de incorporar material rodante, pero de acuerdo a lo expresado en su momento por el presidente del organismo, Jorge Setelich, las posibilidades de éxito son muy escasas.
En las últimas horas el mismo jerarca reclamó al gobierno “tomar una decisión” respecto a si invertirá o no en el ferrocarril, y destacó que la situación actual del ente es prácticamente la misma que describió en 2009 un informe del Banco Mundial, el que catalogó al sistema ferroviario de Uruguay como el peor de América Latina.
Dijo que “hay un tema de fondo. Hay que definir si el Estado quiere agregar valor para que esta organización sirva para algo y si no simplemente hay que tomar la decisión de terminar con el ferrocarril, mantenerse por las leyes del mercado y terminar con una agonía”.
Debe tenerse presente que el ferrocarril cuenta con una plantilla de 1.019 funcionarios, una tendencia descendente en los volúmenes de carga transportados y un subsidio anual de 22 millones de dólares, por lo que el crédito de nueve millones de dólares, todavía en veremos, apunta a mejorar en alguna medida el perfil a partir de 2013, para comprar equipos y material rodante.
De acuerdo a lo que ha trascendido, ya se encararon las gestiones ante el Poder Ejecutivo, que avaló la solicitud de préstamo, que podría ser otorgado por el Banco de la República –no habría receptividad en este organismo--, aunque igualmente la solicitud fue planteada ante varias entidades financieras. Setelich ha mantenido la idea de crear una nueva sociedad anónima, para comenzar a funcionar como tal desde el año que viene, pero naturalmente el quid del asunto no radica solo en la figura jurídica, sino en la actividad a desarrollar y los instrumentos para hacerlo.
Este año Setelich, evaluó ante la Comisión de Transporte del Senado que el ferrocarril enfrenta baja en el transporte de cargas, disminución del transporte de pasajeros, problemas de personal y millonario déficit, y obras que se pretenden concretar con la necesidad de inversiones de unos 430 millones de dólares para 2014.
También refirió a un atraso tecnológico significativo en el ferrocarril, tanto en el material rodante como en los técnicos, y según lo manifestado por el ministro de Transporte, Enrique Pintado, hay perspectivas de crecimiento, pero señaló que es imposible hacerlo solo con la inversión de AFE, sino de “eventual sinergia con otros actores”.
A la vez, la idea del Poder Ejecutivo, con la creación de una Dirección de Transporte Ferroviario en la órbita del Ministerio de Transporte y Obras Públicas, apunta a contar con un operador que funcione bajo el derecho privado en procura de agilizar la gestión del ente y conformar AFE con la Corporación Nacional para el Desarrollo (CND) un nuevo operador de propiedad pública que se regirá por el derecho privado.
Según el plan del gobierno, la empresa mantendría sus cometidos esenciales y sería la responsable de construir, rehabilitar y mantener las vías férreas, pero esta iniciativa –ya de por sí difícil de concretar-- ha encontrado una fuerte resistencia en el sindicato del ente, en tanto el intento negociador y de búsqueda de consensos que lleva adelante Mujica solo ha logrado dilatar las posibles soluciones, como lo admite Setelich cuando reclama que se adopte una decisión de una vez por todas en el seno del Poder Ejecutivo.
Como es sabido, en el Uruguay el ferrocarril ha estado postrado por décadas, ha sufrido un proceso de desmantelamiento y ha perdido mercado frente al transporte carretero, con una gestión deficitaria que nos cuesta millones de dólares en pérdidas al año a los uruguayos.
Recuperar el ferrocarril responde indudablemente a la necesidad de un medio de transporte adecuado para las cargas de madera y granos, entre otras, para una coordinación adecuada del transporte multimodal, con un tren que preste servicios responsablemente, para hacer realidad en la práctica la ventaja de un ferrocarril y transporte fluvial como los socios logísticos más importantes a efectos de mejorar la competitividad de la producción, que sigue esperando respuestas que hasta ahora van a tono con la lentitud y la incertidumbre que caracteriza a nuestro vetusto ferrocarril estatal.
Y este es precisamente el punto a dilucidar, porque es fundamental romper con el perimido esquema de un ferrocarril en manos del Estado, para dejarlo en situación de competir, y gestionarlo adecuadamente, como una empresa moderna y eficiente, al servicio de la producción y no como fuente de empleo y burocracia para caer nuevamente en el desastre de todos estos años.
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