Paysandú, Miércoles 31 de Octubre de 2012
Locales | 31 Oct Madrugada en plaza Artigas. Un auto se detiene por calle Florida. Baja una familia, con varios adultos. Ven una ventana que parece perfecta para usarla como bar. Colocan algunos vasos, alguna botella, mientras amablemente conversan. Claro, están usando propiedad privada, pero no parecen darse cuenta hasta que el propietario se los hace saber.
Mismo escenario, similar hora. Unos jóvenes conversan, beben y escuchan música a todo volumen. Mientras, la familia en la casa de enfrente se refugia en una pieza del fondo tratando de escuchar el televisor, ya a todo volumen. Hasta que salen, conversan con los jóvenes y logran algunos decibeles menos.
Lo mismo. Un joven, en compañía de otros, conversa y consume bebidas. Se ha sentado de tal manera que cada una de sus piernas está a escasos centímetros de un retoño de árbol recientemente plantado. El dueño de casa sale, pide por favor si se puede mover un poco y recibe como respuesta: “Pero, ¡si yo no lo estoy tocando!”
Como estas, hay muchas otras historias. Han pasado los años y los vecinos de plaza Artigas (y de otras zonas) no saben como enfrentarse a los ruidos “insoportables” de vehículos y personas. “Venite una noche de fin de semana a casa. Te invito a tomar un whisky, como a las 2 o 3 de la mañana. Es la única forma que comprendas cómo vivimos”, dice Jorge Báez.
“Cuando conté por qué teniendo una casa grande dormimos todos juntos en un solo dormitorio al fondo, no lo entendían. Es que allí llega menos el ruido. Es el único lugar de la casa donde el ruido es menor”, declaró Gabriela Beneventano.
Pero ahora hay una resolución tomada en conjunto por la Intendencia de Paysandú y la Jefatura de Policía de Paysandú, que prohíbe estacionar en toda plaza Artigas, aunque la medida ha quedado en suspenso.
Para los vecinos es claramente un avance, y algo de lo que estaban esperando. “No pudimos expresar nuestra algarabía muy fuerte porque estamos en contra de los ruidos molestos”, comentó con ironía Marcelino Feijoo.
Cuando se enteraron de la noticia “quedamos con cara de asombro, fue como recibir algo de lo que estábamos buscando”, dijo Karina Rottini. Pero, “aparte del asombro que esta medida exista, hay otro asombro mayor. Que esta sea una resolución tomada entre la Intendencia de Paysandú y Jefatura de Policía y hoy no se sepa cuando podrá poner en cumplimiento. Porque no la tenemos clara. Las razones dadas son que no hay cartelería, pero no sabemos”, indicó Jorge Báez.
“Creo que hay que aclarar que esta no es una medida para zona de plaza Artigas o del Obelisco; este es el inicio de una solución que se supone integran para la ciudad en cuanto al tránsito y los ruidos molestos. No es un tema de plaza Artigas, sino el inicio de un proceso largo que arranca, pero no termina aquí. Este es el epicentro, se puede decir, de todo el desorden”, agregó Feijoo.
“Está bien que los reubiquen, que les encuentren un lugar de esparcimiento pero sin molestar a los demás”, indicó Estela Molinari, a lo que agregó Patricia Varela que “aquí hay como una guerra entre los inspectores de tránsito y los conductores de motos. Las cosas que se ven aquí no creo se vean en otra parte”.
“No somos un grupo privilegiado, sino que sentimos que ahora, con esta resolución, se está respetando un derecho que hace tres años venimos reclamando, el derecho a vivir en nuestra casa tranquilos y en paz”, agregó Marisabel Kuaik. “En el día todo es super tranquilo, pero llega la tardecita y cambia. Esa gente escandalosa se apodera de la plaza y la otra gente se tiene que ir. Nosotros, que no podemos ir a ningún lado, quedamos como rehenes”, aseguró Báez. En cuanto a la prohibición de estacionar, los vecinos la apoyan, aunque no pidieron una medida de ese tipo. “Estamos de acuerdo con todo lo que sea mitigar el ruido. ¿Que no vamos a poder estacionar? ¿Estamos eligiendo entre vivir en nuestras casas o estacionar en la vereda?”, siguió el mismo Báez. “Tenemos que considerar los beneficios que vamos a tener y contrastarlos con los perjuicios que nos puede ocasionar. El silencio no tiene precio”, opinó Beneventano.
“Que la sociedad entienda que un grupo minoritario no puede adueñarse de un lugar”, dijo Feijoo. “Hoy por hoy, con este desorden sin control, son amos y señores”, agregó Rottini.
Los vecinos están de acuerdo con la prohibición de estacionamiento; se muestran algo sorprendidos porque aún no se aplica; y piden que los controles de vehículos y conductores continúen haciéndose cada fin de semana. En otras palabras, piden recuperar la tranquilidad en sus hogares y el uso de plaza Artigas como paseo público.
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