Paysandú, Miércoles 07 de Noviembre de 2012

OPINIÓN

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Locales | 04 Nov Entre ellos… ¡sólo mi padre era el blanco!
Hay muchos momentos en mi vida en los que me acuerdo de mi padre, quien no fue un hombre extraordinario (tan sólo tenía un año de escuela), pero sí, a mi entender, era un hombre con elevado sentido común y muy lector de los diarios de la época, no obstante, su reducida escolaridad.
De él aprendí muchas cosas, sobre todo, a sentir un profundo amor por el Partido Nacional, ese que hizo templar Aparicio en el corazón de la Patria misma. Pero no me interesa hablar de mí, tan sólo quiero recordar a mi padre y con él a quienes brindaron su esfuerzo y leal dedicación a ese Partido que tanto significó en el destino de nuestro País.
Tengo muchas anécdotas de su vida política, que fue como la de tantos otros que, sin llegar a destacarse, sembraron un verdadero sentido de esperanza en esa colectividad que él tanto quería y que les enseñó a sus hijos a abrazarla por encima de otros valores importantes.
Viene a mi memoria el día que llegó al comercio de Copello (Ruta 24 próximo al Arroyo Negro) y se encuentra con un lujoso auto y unos señores que estaban hablando y tomando algo en el bar del mismo, algo que mi padre también lo hacía todos los días por cuanto, si bien era fraybentino, venía a Paysandú a llevar en su camión harina del Molino “Gramon”.
Como todo hombre que le gustaba mucho hablar, también comenzó a participar en esa reunión y en determinado momento hizo notar lo mal que estaba la Ruta 24 (aún no tenía bitumen) y un señor que allí había, que parecía que era quien dirigía la batuta, le dijo: “No se preocupe, yo se la haré arreglar lo antes posible”. Mi padre le contestó: “espero que tenga fuerza para lograrlo, porque yo ya nada creo de este gobierno colorado”.
El señor se sonrió y le dijo: “¿Ud. sabe con quien está hablando?” -“No señor, no tengo el gusto de conocerlo”. -“Bueno, yo soy su Presidente, mi amigo. Me llamo Luis Batlle Berres”.
El viejo Cruz me decía: “Te das cuenta qué bruto que fui? ¡No conocía ni al Presidente! Si se hubiera llamado Luis Alberto de Herrera, a ese sí que lo conocía”. Cuando Batlle Berres se iba, se acercó a mi padre, lo abrazó y en un tono amistoso y simpático le dijo: “Lástima que no nos conocimos antes, si no, sería Ud. mi Ministro de Obras Públicas y estos caminos, con sus ideas, estarían mucho mejor.”
La Sra. de Copello, que participó de esa reunión, no podía creer lo que había escuchado. Por supuesto, eran otros tiempos. Mi padre siguió siendo blanco y sus hijos cada vez lo son más. Y esa es la Patria, mis amigos, esa que hicimos nacer entre blancos y colorados. La misma que también, entre blancos y colorados, tenemos que salvar de la inoperante conducción económica y otras que estamos soportando.
Que alguien, sin ambiciones personales, me demuestre por qué no nos podemos unir sin dejar de ser lo que somos y pensar como siempre hemos pensado.
Diecisiete Partidos se juntaron para destrozarnos… y vaya si lo lograron. Lo que tal vez no sabían, era que también destrozarían todo un país. Y yo me pregunto: ¿nuestra ambición política es tan grande que vamos a permitir que lo sigan haciendo?
Mi hijo me trae un nieto. A ese nieto quiero darle un país de esperanza y de grandeza. Ese País que ya no me pertenece; ¡por cuanto es de ellos y para ellos lo mejor!
Edison M. Cruz – Partido Nacional


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