Paysandú, Miércoles 07 de Noviembre de 2012
Rurales | 04 Nov La tradicional jornada anual de pasturas que organizan los ingenieros agrónomos Pablo Boggiano y Ramiro Zanoniani, permitió conocer la investigación que llevan adelante desde hace más de 20 años en la Estación Experimental “Dr. Mario A. Cassinoni” (Eemac) de Facultad de Agronomía.
Ante la presencia de un buen número de técnicos y estudiantes, visitaron trabajos de manejo de campo natural que tiene más de 20 años y áreas donde se han ido validando esas propuestas de campo natural en superficies mayores. En algunos potreros estratégicos se detuvieron para mostrar a los productores y técnicos que asistieron a la actividad, diversas situaciones de manejo de pasturas con diferentes días de descanso. “La idea fue ver pasturas con 20 días de descanso con pastoreo, otras con 60 días y contrastarla con áreas que no tienen ese manejo de descanso que muestran niveles de degradación bastante importantes, y poder dar algún índice para que la gente tenga criterios para poder identificar pasturas degradadas, de aquellas que están con buen nivel de producción”, señaló Boggiano a EL TELEGRAFO.
Paralelamente, y durante la recorrida, se observaron una serie de pasturas sembradas con diferentes mezclas forrajeras, que consta de experimentos que comparan mezclas de alfalfa Chana y Dactyles (IIA Perseo), versus festuca (Flecha), trébol blanco (Zapicán) y lotus corniculatus (San Gabriel), y a su vez otros, que dentro de las mismas mezclas tienen diferentes cargas animales que van a reportar información de producción de pasturas y producción animal.
“La jornada procuró fundamentalmente mostrar lo que es el engorde a pasto, que es en lo que se viene trabajando junto a Zanoniani desde hace bastante tiempo”, recordó Boggiano.
carga
“Comenzamos probando diferentes especies, en líneas de perennes para tener mayor tiempo de cobertura de suelo, que haga una buena fotosíntesis y produzca una mayor cantidad de forraje durante todo el período del año, y que esto se traduzca en una buena producción de carne”, dijo Zanoniani a EL TELEGRAFO.
Luego de encontrar las especies más adecuadas, “seguimos viendo el impacto que tienen las fechas de siembra en la productividad de forraje en el primer año y los años siguientes, y como afecta eso en la persistencia y la producción de carne”.
Actualmente se realiza el seguimiento en experimentos de carga, “manejándose diferentes peso vivo de animales por hectárea, para ver el impacto que tienen en la ganancia individual y la ganancia de producción de carne por hectárea, bajo esa carga, pero además, ver como esas cargas (mayor peso vivo que obtenemos por hectárea), puede perjudicar o beneficiar a la producción de forraje aérea, y el efecto que tiene sobre el sistema radicular y las propiedades físicas del suelo”, dijo el profesional sanducero.
“Con muy poca variabilidad, pero dependiendo de la mezcla y las cargas utilizadas, estamos en una producción promedio por hectárea y por año --independientemente de la edad de la pastura--, de alrededor de 800 kilos de carne por hectárea por año de peso vivo”, dijo Zanoniani, enfatizando que “por año obtenemos alrededor de unas tres veces y algo de lo que se saca a nivel de producción, con novillos que no son jóvenes sino categorías adultas y Holando”.
Sostuvo que la recría “se hace en campo natural y los novillos Holando de 350 hasta 550 o 600 kilos, los llevamos a las praderas y eso determina que con cargas adecuadas y ganancias adecuadas fundamentalmente en el período primaveral, y ganancias moderadas en el invierno, podemos lograr esas altas producciones de carga por hectárea”.
La producción de carne, incluyendo otoño 2º Año, establece que la mezcla de Dactylis más alfalfa temprano determinó la ganancia de 820 kilos de peso vivo por hectárea. En el caso de Dactylis más alfalfa tardío, la ganancia fue de 700 kilos; festuca, más trébol blanco más Lotus corniculatus temprano fue de 625 kilos y en el caso de la mezcla de festuca, más trébol blanco más Lotus corniculatus tardío, de 535 kilos de peso vivo por hectárea.
Respecto a las desventajas del sistema, el técnico manifestó que “utilizar novillos de más de 300 kilos en campo natural hemos visto que las pérdidas son bastante importantes, por el costo de mantenimiento que tienen y porque muchas veces la calidad de las pasturas no les da para tener un buen desempeño, pero cuando los pasamos a pasturas sembradas y con cargas adecuadas, ahí demuestran un alto potencial, que determinan en estos momentos que logren 2 kilos de ganancia animal”.
“Eso, si se traduce en que tenemos más de un animal por hectárea, nos está indicando que obtenemos entre 350 y 400 kilos de producción de carne durante la primavera”, puntualizó.
lluvias
“Más allá que los excesos no son buenos”, aclara Boggiano, “el exceso de agua nos cortó la posibilidad de hacer la jornada en su momento, pero de ninguna manera, cortar los trabajos de investigación, ni sacar los animales de las parcelas, aunque llueva”.
En la recorrida se observaron parcelas bastantes pisoteadas, pero que no impidieron la regeneración rápida de las pasturas del rebrote y se exhibieron en muy buena condición. Para Boggiano “es una primavera muy buena donde las lluvias generaron un exceso de pasto bastante importante, pero da para compensar en el campo natural, las primaveras anteriores que fueron secas, seguidas de meses de diciembre y enero muy secos, que llevaron a que las floraciones de las especies de invierno fueran muy escasas”.
Entiende que es una primavera que “hay que aprovecharla, y dejar aquellos potreros que tienen buenas especies de invierno, ya que hay pasto suficiente, para que puedan semillar y recuperar su estatus de mejor condición de la pastura”.
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