Paysandú, Jueves 08 de Noviembre de 2012

Escenario impresentable en el Mercosur

Opinion | 07 Nov Mientras el gobierno paraguayo anunció en las últimas horas que pedirá asesoría a la Organización Mundial de Comercio (OMC) con relación a las trabas que sufren sus exportaciones por la Argentina, este miércoles, durante la 44ª edición de la Cumbre del Mercosur en Brasilia, Uruguay asumirá la Presidencia pro Témpore del Mercosur en lugar de la nación paraguaya, lo que ha causado malestar en ese país.
No es para menos, desde que se ha llegado a un escenario impresentable, con nuestro país haciéndole el juego para los dos grandes, al recrear la conformación de la nefasta Triple Alianza de la segunda mitad del siglo XIX contra la nación guaraní, por motivos ideológicos y defenestrando al Paraguay como socio del Mercosur.
En este encuentro de Brasilia, según el artículo 12 del tratado, Paraguay debe asumir la Presencia pro Tempore por seis meses, es decir durante el primer semestre de 2013, pero el Mercosur seguirá violando los acuerdos del bloque para continuar marginando al Paraguay, anteponiendo lo político a lo jurídico, como indicara el presidente José Mujica, que es lo mismo que decir que las normas se cumplen sólo si dicen lo que le sirve al gobernante de turno.
A la vez, la Argentina sigue sin dar tregua a todo el que se le cruce, aunque sean sus vecinos menores, y mantiene su política proteccionista a ultranza, lo que ha causado mayor malestar en Paraguay por considerar que se trata de una nueva vuelta de tuerca en procura de asfixiar la economía guaraní.
Según el titular de la Unión Industrial Paraguaya, Eduardo Felippo, las medidas de Argentina constituyen una sanción económica al Paraguay, pese a que los presidentes de Argentina, Uruguay y Brasil se comprometieron a que la medida impuesta al país en el Mercosur no trascendería de lo político a lo económico.
Pero con la Argentina nunca se sabe lo que puede pasar, porque ni siquiera lo sabe su propio gobierno, encerrado en sus contradicciones y políticas que han cerrado su economía, a despecho además de lo que establecen las normas del Mercosur.
Y si bien los avatares de siempre en el Mercosur desde el punto de vista comercial, que han distorsionado abiertamente la relación ente los integrantes del acuerdo y hasta con las naciones asociadas, han dado paso más recientemente a los acuerdos de gobiernos por afinidades ideológicas, no todo es un camino de rosas para una relación que ha convertido al acuerdo regional en lo que ha sido calificado como un “club de amigos”.
Es que el respeto al ordenamiento institucional –que siempre dejó que desear— ha dado lugar a que se priorice el aspecto político, como señaló el presidente José Mujica para pretender justificar la suspensión de Paraguay como socio y la incorporación de Venezuela al bloque, violando lisa y llanamente las normas que regulan el acuerdo regional.
Además, las políticas del bloque dominado por los dos “grandes” socios, han postergado las negociaciones entre bloques, y si bien este año el Mercosur y la Unión Europea (UE) anunciaron que retomaban sus negociaciones en procura de alcanzar un acuerdo de asociación política y comercial, apuntando a superar los obstáculos que se generaron en el proceso de negociación interrumpido por ponencias extremistas en ambos bloques que llevaron al fracaso de los intentos que se habían generado, por ahora poco y nada se ha avanzado.
El diálogo entre la UE y Mercosur busca crear la mayor área de libre comercio del mundo, con un aspecto central que es el referido al comercio bilateral entre los bloques, en el que en su momento se habían centrado fundadas expectativas de países como Uruguay, que tiene mucho para ganar con una apertura significativa de ese mercado.
Pero su postura aperturista ha tropezado con objetivos muy diferentes en el caso de Brasil, el que además de su proyección comercial ha buscado fundamentalmente favorecer su posición como país emergente desde el punto de vista político y económico en el contexto internacional, a despecho de los intereses de los demás integrantes del acuerdo regional, cayendo Uruguay en la volteada.
Por cierto que la delegación de nuestro país no debería seguirle ciegamente el juego a los dos grandes, como ha hecho ya lamentablemente al violar groseramente el acuerdo para sancionar a Paraguay y dar entrada a Venezuela.
Lo que sí debe hacer es negociar para establecer claramente cuales son sus intereses y hasta donde es posible llevar un frente común sin a la vez afectar sus posibilidades de exportar y ampliar el intercambio comercial con países de fuera de la región, con vistas a diversificar su comercio exterior y no seguir atado a la suerte de socios que solo operan a favor de sus intereses.


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