Paysandú, Lunes 12 de Noviembre de 2012
Opinion | 08 Nov Paysandú es pródigo en la integración de comisiones y grupos de trabajo, que se forman como impulsadas por levadura. No obstante, con el paso del tiempo, llegan a un estado de muy escasa actividad.
Ese primer impulso genera rápida repercusión pública, pero cual si de un globo al que se le ha desatado el nudo se tratara, va perdiendo fuerza lenta e inexorablemente. Las razones ciertamente pueden ser múltiples, pero una de ellas seguramente es la falta de planificación real, que contenga un plan de acción.
Ha ocurrido y ocurre en varias oportunidades, que grupos de vecinos preocupados por una situación dada optan por nuclearse para poder solicitar a las autoridades acciones para solucionar determinada situación que se plantea, acorde a lo que la comunidad, representada en ese grupo de vecinos, pretende.
Cuando el Ministerio de Defensa deslizó una reestructura de los aeropuertos en el país y que el de Paysandú perdería su calidad de internacional, las fuerzas vivas se reunieron, junto a la Intendencia, para lograr mantener esa categoría.
Pero, en ese y otros casos, nos mueve la urgencia y nos conmueve la defensa de lo que nos queda. Y golpeamos las puertas de las autoridades. Sin tener claro el cómo ni el cuándo, a modo de ejemplo. No se estructura primero un plan de acción y en muchos casos todo se resume en charlas y reuniones con buenas intenciones. Todo ayuda, pero realmente, a la vista de los resultados, falta planificación, dedicación profesional y coordinación de fuerzas.
No hay dudas que Paysandú necesita de esas personas que van de comisión en comisión poniendo lo mejor de sí para defender los intereses del departamento y también promoviendo cambios y transformaciones. Y está bien que muchas veces sea la propia Intendencia la que convoque a un grupo de vecinos para apoyar determinadas iniciativas.
Pero es imprescindible que haya algo más que ganas y la intención de responder la clásica pregunta “¿qué hacemos?” Hay que tener --o apoyarse en-- capacidad técnica, planes, proyectos, diseños. El trabajo de comisiones es arduo y no alcanza el empeño para concretarlo. Ejemplos hay de comisiones que han iniciado con gran empuje y luego se han quedado por el camino. Y otras que no logran concretar objetivos aunque se siguen reuniendo.
Falta aquello que ha pasado a la historia como una frase de Napoleón Bonaparte: “vísteme despacio que estoy apurado”. Primero es planificar, primero estudiar opciones, escuchar a expertos, apreciar caminos. Y recién entonces buscar entrevistas con autoridades nacionales o las que correspondan.
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