Opinion | 09 Nov La última encuesta de relevamiento de muestras LIRA, una técnica para determinar el grado de infestación de mosquitos transmisores del dengue, indica que contrariamente a lo que podía esperarse, hubo un descenso significativo en el índice de infestación por el aedes aegypti respecto al porcentaje que se había registrado en mayo, en lo que se considera como una consecuencia de la buena respuesta de la población a los operativos de descacharrización.
Durante los cuatro días de la encuesta se recogieron 84 muestras de mosquitos en cierta cantidad de hogares relevados, y de ellas se encontró que 33 corresponden al aedes aegypti, por lo que en la extrapolación a toda la ciudad se tiene un índice de infestación predial del 2,3 por ciento.
Las autoridades consideran que se trata de una situación auspiciosa, especialmente teniendo en cuenta que en mayo este índice era del 8,4 por ciento.
La novedad es importante porque por un lado demuestra la efectividad de la descacharrización permanente como estrategia preventiva contra la reproducción del mosquito transmisor del dengue y, por otro, habla de un mayor grado de conciencia y colaboración por parte de la población.
El resultado adquiere mayor relevancia aún si tenemos en cuenta que la primavera ha sido muy lluviosa y que la alternancia de precipitaciones con calor intenso favorece la reproducción del mosquito. Se trata de buenas noticias en un contexto regional que sigue siendo preocupante en relación a la transmisión del dengue, una enfermedad que está presente en la región y sobre la que incide no sólo la tropicalización del clima de nuestros países sino también los hábitos y costumbres de la gente.
Ocurre que el mosquito transmisor del dengue puede ser controlado si todos contribuimos a cortar su ciclo de reproducción, no ofreciéndole objetos donde pueda acumularse agua. En este sentido, la eliminación de nuestros patios y fondos de todo ese tipo de objetos --que van desde una tapita de refresco a otros más notorios como tarros, baldes o neumáticos--, es lo que contribuirá no sólo a alejar al aedes aegypti sino también a los mosquitos comunes.
En este tema, el rol que juega cada vecino es fundamental puesto que las fumigaciones no son eficaces si no se corta el ciclo por el cual el aedes aegypti agente transmisor nace, vive y se reproduce. Después de muchos años de trabajo de concientización, finalmente el esfuerzo está dando sus frutos. Parece una verdadera hazaña que con el mosquito transmisor dentro de fronteras Uruguay no tenga casos de dengue. Y para mantenernos así es fundamental no bajar la guardia.