Paysandú, Viernes 16 de Noviembre de 2012

OPINIÓN

SOLICITADA

Locales | 11 Nov Carta al
presidente Mujica
Señor presidente Mujica:Al ver correr esta ley y nadie pararse a detenerla, pondré ante usted mis objeciones y soluciones, si se pudiera detener, o quien la detiene para defender a los que no pueden hablar desde el vientre de su madre. Sobre la ley reproductiva y salud, yo le llamo asesinato en reproducción; estoy asombrado cómo se usan las cámaras de la nación, en el ejercicio de la carta magna, respaldada y votada en el ejercicio del pueblo que les dio el poder, hoy unos pocos de su partido impulsan este genocidio en nombre de los uruguayos.
Los niños son el pulmón de prosperidad de toda nación. Pero sentimos bastante vergüenza por los niños que piden para asistirse fuera del país y realizarse operaciones especiales. Según cálculos de oficinas del exterior, Uruguay tendría que tener más habitantes. Ocho millones --mi cálculo-- sustentaría este próspero país --si no mecanizamos tanto-- para producir, incrustando manos de obra jóvenes. Usted recuerda cuando peleó contra los gobiernos cívicos militares, cuando quedamos sin jóvenes, emigraron. Hoy también sería nefasto que matemos desde el vientre de madres uruguayas, un futuro presidente, médico, maestro o un gaucho (cuida vacas, que es importante).
Mi abuela decía: “M’ijo cuidado cuando usted vaya atender sus nanas, elija bien a su médico”. Hoy hay, como en la antigüedad, verdugos, como cuando los Lors mandaban a cortar las cabezas de sus enemigos; esta ley que corre nadie la va a parar. Es lo mismo, enseña a ser verdugo a nuestros médicos; creo que ellos no están dispuestos a manchar el amarillo sol, el blanco puro y el color cielo de nuestra bandera. Señor presidente, quién detendrá esta ley. En Irlanda la detuvieron, en Chile creo que los políticos y las madres duermen con sus conciencias tranquilas.
Sus legisladores dicen que la ley tiene cosas buenas; yo opino igual, pero el mandamiento de la humanidad dice: no matarás, y la ley dice: matarás sólo que la mamá esté en peligro, se puede cortar el cordón umbilical. No soy médico pero me informo por buenos programas de salud, que la vida comienza cuando se juntan en el vientre de la madre, un óvulo y un espermatozoide. Señor presidente, ya a los siete días tiene una foto, génesis de un ser; a los quince días su corazón está formado. Una muchacha de 14 años está embarazada y su partera le enseñó esto; ella espera con juventud a la nueva uruguaya, con alegría y afán, ella dice: parece que a mi bebé le corrió sangre a su corazón y cabecita. A los quince días sus ojos brillan, y me dicen que Jimena no abortará a su bebé y lo cuidan en el Centro de Salud, con sus ángeles guardianes (las parteras).
Recomiendo a sus legisladores el filme japonés “Un grito en el silencio”, verán al bebé esquivar a las cucharas que lo buscan para sacarlo de a pedazo, porque una mamá no lo quiere. A los legisladores que promulgaron y la hicieron andar sin mi permiso aunque les voté desde el año 1971, les pregunto si de noche una máquina de dos cucharas grande entra a su casa y en su cama, trata de atraparlos y le lleva una pierna, seguramente se defenderán. Pero esta ley corre y quién defiende a los bebés orientales (campeones del 50). Creo señor presidente que estamos en un país culto y usted lo verá; si esta ley corre, muchas cabezas caerán como homicidas de niños en los tiempos pasados.
En el mundo hubo legisladores “inteligentes” que votaron para hacer desaparecer a los niños: allá en el año de navidad querían matar al rey Jesús en el Imperio Romano; si un niño tenía defecto y no podían ir a la guerra, los padres podían matar al descendiente. No muy lejos Hitler experimentaba con los ojos de los niños, quería que todos en el mundo tuvieran ojos arios y hoy seguimos en Uruguay. Legalizamos el exterminio de los futuros uruguayos porque no se enseña y se guía a estos padres. Hay maneras de gozar el sexo; el rey francés mandó a sus sabios a inventar el preservativo para satisfacer a sus cortesanas. El condón eliminó el contagio del Sida e infecciones. Resulta que el problema práctico lo tiene que resolver una ley asesina que corre; si hay una violación debe crearse un banco adoptivo de bebés. Si hay que hacer un ley, hagamos leyes de adopción, como Irlanda y Chile.
Señor presidente, poblemos este país con los cinco millones que faltan, “desmaquinicemos” el país creando cooperativas, como Paylana, que usted visitó. Los que vendrán trabajarán la tierra, pescarán en los mares. Los transportes del país, como barcos, trenes, camiones, funcionarán y de ahí saldrán su sueldo y el de sus legisladores, que con esta ley que corre andan como piojo en peluca. No hay que matar a la gallina de los huevos de oro, los niños de nuestro país. Le advierto: ningún imperio o gobierno que metió la cuchara con los niños y trató de eliminarlos, salió bien parado. El cielo se le oscureció y como mano vengativa las cosechas fallaron por falta de agua y mucho sol, pestes arrasaron la madre tierra, que nos alimenta y al final nos tapa, nos pide cuenta por la matanza del primer componente de ella, el hombre, hasta que no nivelemos lo que vamos a desordenar con esta ley que corre. Sí, señor presidente, ella nos reclamará por defender un círculo vicioso de unos pocos que no aprenden lo normal, menos defender a quien no puede desde lo recóndito de vientre de su madre. Le recuerdo que algún lugar se levantarán valientes a defender a los sin voz, los niños, mal llamado fetos; ellos son orientales en peligro, nuevas generaciones, nuevas esperanzas de la nación.
Carlos Alvez


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