Paysandú, Sábado 17 de Noviembre de 2012
Opinion | 16 Nov La inauguración del Centro Termal Terapéutico Almirón (CTT) sin dudas significó todo un grato acontecimiento para Guichón y la zona, como quedó exteriorizado en la palpable alegría de los asistentes y en los distendidos y optimistas discursos de quienes presidieron el acto, junto al spa y muy cerca de donde se levantará el hotel cuatro estrellas, por inversión privada encabezada por la empresa Atijas.
Incuestionablemente, el spa coloca a las termas de Almirón en un circuito de turismo preferencial, en la medida que ofrece servicios terapéuticos muy buscados, pero además únicos debido a las características del agua termal salobre, un diferencial de privilegio en el subcontinente americano.
Seguramente, esos servicios no estarán al alcance de todos los sanduceros, pero de una vez y para siempre hay que pensar que los servicios que genera el turismo deben en primer lugar generar recursos, y no simplemente estar para el usufructo local. El ejemplo de termas de Guaviyú, que paulatinamente ha ido perdiendo fuerza, precisamente porque es el sitio de turismo de los sanduceros, debe servir como fehaciente prueba.
No obstante, la alegría por la inauguración del CTT Almirón se ensombrece un poco cuando se constata el calamitoso estado de Ruta 90, desde las inmediaciones de Piedras Coloradas hasta prácticamente el acceso a las termas.
Ese paisaje lunar que debe soportarse para acceder a un sitio privilegiado como lo es el centro termal, contrasta vivamente con el moderno spa. La imprescindible reconstrucción de la ruta 90 hace demasiado tiempo que es promesa. Se sabe que la empresa ha tenido problemas con la sub base, debido a las intensas lluvias y que ahora la está retirando. Se sabe que todavía se debate si se va a quitar el árbol en Orgoroso que impide que la doble vía continué normalmente.
Pero en verdad, se hace imprescindible que el Ministerio de Transporte y Obras Públicas haga cumplir sin duda alguna el contrato de obra y que de una vez por todas Ruta 90 sea transitable. Hay tramos que están peor que la propia Ruta 26, lo que no es poco decir.
No se puede hablar de proyección turística si no hay buenos accesos a los sitios de turismo. El spa de Almirón sin dudas será de gran atractivo para los pacientes que necesitan esos servicios, potenciados por el agua termal salada. Pero con una ruta así, resulta muy difícil que ese centro termal realmente ingrese en los servicios turísticos de categoría elevada. Porque sin buenos accesos, el turismo se resiste a llegar a esos destinos.
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