Paysandú, Sábado 17 de Noviembre de 2012
Opinion | 17 Nov Hace pocas horas se llegó a un acuerdo entre la federación de obreros y empleados de la bebida FOEB y la gremial de empresarios del sector, que establece parámetros de acuerdos salariales que ignoran las pautas establecidas por el Poder Ejecutivo, las que toman como referencia la inflación proyectada por el Banco Central del Uruguay, y en cambio la sitúan muy por encima, lo que da un ajuste salarial considerablemente superior.
Es así que se ha establecido un 10,16 por ciento de aumento salarial sobre una base de siete por ciento de inflación para los trabajadores de la bebida, cuando el Banco Central ha situado la franja de la inflación en el eje del cinco por ciento, lo que indica que el planteo sindical desecha la previsión del organismo rector en política monetaria para hacer su propia estimación de inflación.
Y no es porque sí que se introduce este valor, desde que sistemáticamente el rango inflacionario se ha ubicado por encima de lo que ha estimado el Banco Central. Sin ir más lejos este año el índice anualizado arroja un IPC del 9 por ciento, contra la previsión oficial de entre el 4 y el 6 por ciento que se había indicado.
Ocurre que este acuerdo salarial en el sector privado va más allá de lo que pueda haber sido acordado entre las partes, luego de la presión de los trabajadores para obtener el incremento reclamado, bajo amenaza de medidas de fuerza justo cuando está por iniciarse la temporada alta en materia de venta de bebidas, como suelen hacer todos los veranos.
Se trata de una señal que se da para la próxima ronda de Consejos de Salarios, cuando el gobierno ha hecho hincapié en el combate de la inflación como una de sus prioridades, y no hay forma de atar por el rabo aumentos salariales por sobre las pautas con el mantenimiento de la inflación en los límites que se pretende.
Paradójicamente, salvo que se pueda lograr el milagro bíblico de la reproducción de los panes y de los peces, no pueden mantenerse precios de bienes y servicios cuando siguen creciendo los aumentos salariales y a la vez el Estado continúa reajustando tarifas de la energía y servicios.
Este acuerdo da la señal de que se cree poco y nada en los datos que manejan el Banco Central y el Ministerio de Economía y Finanzas, lo que no es bueno, porque en buena medida la inflación también se genera a partir de expectativas y la credibilidad en las políticas económicas que se llevan adelante. Por lo pronto, el presidente de la Cámara de Industrias, Washington Burghi, expresó a El País que el acuerdo salarial alcanzado en el sector de al bebida, por encima de los parámetros fijados, afectará la economía en conjunto, ya que provocará un aumento en la inflación y dificultades de competitividad para los productos nacionales.
“No creo que le haga bien al resto de la economía, porque ese importante aumento salarial decididamente se va a traspasar a precios y eso va a generar inflación, es un círculo vicioso”, dijo, a la vez de señalar que “si en algún momento no nos juntamos para bajar la pelota al piso y pensamos realmente en lo que se viene creo que vamos a tener problemas. Hay momentos para reclamar salario y que crezcan las utilidades y otros momentos para tener precaución y cuidado”.
En esta misma línea, los economistas Horacio Baffico y Gustavo Michelin, en su columna del matutino mencionado, consideran que estos elementos ponen de relieve que se está fallando en la coordinación dentro del equipo económico, lo que se traduce en mensajes contradictorios a los agentes económicos y por lo tanto afectando expectativas, con dicotomías que surgen en actitudes y decisiones del Banco Central y el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social.
Es que no ha estado acertado el Banco Central en los compromisos manejados en los últimos tres años respecto a la inflación, y al haber ésta superado netamente los objetivos del organismo se han descartado los datos del Central como pauta para toda previsión. Eso hace además que el resto del gobierno no crea acertado aceptar como válida una promesa que no se está cumpliendo, y no debe extrañar que esta aprensión se traslade a la negociación salarial y las consecuentes previsiones de las empresas sobre evolución de costos, incluyendo a los salarios.
Este escenario da la pauta de que la inflación no solo tiende a escaparse este año, sino que la proyección sobre el próximo año es muy comprometida, salvo que se logre generar un shock de confianza sobre bases reales que por ahora no se ven, sobre todo porque el gasto público sigue por encima de las posibilidades y todos sabemos que solo se financia sacando más dinero de los sectores productivos, echando más leña a la inflación.
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