Policiales | 17 Nov La Justicia Penal procesó con prisión al hombre de 68 años que abusaba de cinco niñas que concurrían a su domicilio a tomar clases particulares con su esposa, maestra jubilada, de 66 años, hecho que causó gran conmoción entre familiares y vecinos de las víctimas, quienes al quedar el hecho al descubierto hasta intentaron incendiar la casa del matrimonio, pasada la medianoche del jueves.
W.F.C.F. fue hallado culpable de “reiterados delitos de atentado violento al pudor”, en tanto la mujer recuperó su libertad, puesto que –según dijo a EL TELEGRAFO el juez letrado de Cuarto Turno, Pablo Dalera-- la fiscal de Segundo Turno, Estela Long, “consideró que hasta ese momento no había pruebas ni elementos suficientes para pedir su procesamiento”.
Iban a clases de apoyo
La maestra jubilada atendía a 26 alumnos en su domicilio, donde les brindaba clases de apoyo. Sin embargo --según las denuncias-- el esposo de la señora irrumpía de la peor forma en las lecciones, ya que conducía a los menores a un galpón, ubicado al fondo de la vivienda y allí los sometía a manoseos y otros actos obscenos. Luego los pequeños regresaban a sus hogares, donde sus padres los aguardaban tranquilos, pues habían acudido a recibir el apoyo que necesitaban para mejorar su rendimiento escolar. Sin embargo, lejos estaba de ser esa la realidad.
Aparentemente la situación quedó al descubierto cuando una joven, familiar de una de las niñas, estaba de visita en la casa de ésta y escuchó a la menor hablar con una amiga de su edad. Sin dar crédito a sus oídos, la joven acudió a la madre de la niña, quien de inmediato le pidió a la criatura que le repitiera todo.
Presa de indignación y angustia, la señora denunció el hecho en la Unidad de Violencia Doméstica de la Jefatura de Policía y comenzó el procedimiento que derivó en el procesamiento del abusador, tras la suma de varias denuncias más.
DETENIDOS EL JUEVES
El matrimonio, sin antecedentes penales, fue detenido en la mañana del jueves, en medio de gran conmoción en el vecindario de Zorrilla de San Martín norte. Entre gritos de “violador”, “degenerado” y otros insultos, los vecinos y familiares de los pequeños debieron ser contenidos por personal policial que acudió en apoyo.
Hubo desmayos, llantos y crisis nerviosas de quienes no podían comprender lo ocurrido y a la vez sentían el impulso de vengarse de las personas en cuyo hogar dejaban a sus hijos en confianza. Allí también se escucharon amenazas de incendiar la casa del matrimonio, por lo que se instaló una vigilancia policial. Sin embargo, esa misma noche, una familiar de uno de los niños arrojó un cóctel molotov a la ventana delantera de la finca y provocó un principio de incendio que debió ser sofocado por una dotación de Bomberos.
También fueron colocados carteles de repudio en los alrededores, así como pintaron la calle frente a la casa con frases como “degenerado, violador”.
DECLARACIONES COINCIDENTES
Cinco menores, de entre 8 y 9 años y una de 14, declararon haber sido “tocadas” por el esposo de su maestra particular. Incluso había un alumno discapacitado, quien aseguró no haber sido víctima de abusos.
“Son cinco niñas que dicen lo mismo y pertenecen a tres familias diferentes, no son parientes, ni de una sola familia”, señaló el juez. Las declaraciones de las víctimas, los informes técnicos de los psicólogos y las pruebas que recolectaron en la finca de la pareja, tales como dibujos, catálogos de venta de ropa interior y poemas, fueron parte de las pruebas que determinaron el dictamen de la Justicia.
A poco de haberse iniciado las actuaciones, la abogada defensora de la pareja detenida renunció, por lo que el caso fue tomado por una defensora de oficio, hasta que los denunciados contrataron dos abogados particulares.
Ambos involucrados negaron ante el juez haber cometido los abusos, aunque las pericias sicológicas a la pareja y particularmente a las cinco niñas, que se practicaron en el Juzgado de Fray Bentos mostraban claros indicios de que el hombre era responsable de los hechos.
Aunque no se ha dictado sentencia, la que podría demorar un tiempo, según el magistrado, se estima que al procesado le corresponderán entre dos y seis años de prisión, puesto que la pena no es excarcelable, según establece la ley. En tanto, el Ministerio del Interior dispondrá en qué centro carcelario permanecerá.
Fuentes vinculadas al caso agregaron a EL TELEGRAFO que la vivienda del acusado presentaba poca higiene, con diarios amontonados y condiciones no aptas para la presencia de niños estudiando en el lugar. “Los padres deberían tener más cuidado sobre dónde mandan a sus hijos a estudiar”, dijo el juez.
OPERATIVO
ESPECIAL
En la tarde de la víspera, teniendo en cuenta lo registrado el jueves en el vecindario donde residía el matrimonio y ante la eventualidad de posibles desmanes al momento de ser trasladados ambos a declarar a la sede judicial, las autoridades dispusieron instalar un vallado de seguridad en las inmediaciones del edificio.
Así se cerró el paso a peatones y vehículos en Zorrilla de San Martín entre 18 de Julio, Rincón y Leandro Gómez, en tanto solo al tránsito vehicular en Florida y Montecaseros, 18 de Julio y Vizconde de Mauá.
Según información extraoficial recogida por EL TELEGRAFO, poca gente se acercó al lugar –entre ellos familiares de las víctimas-- y aguardó la salida de los detenidos.
Un testigo dijo que había más gente en el casamiento que se desarrolló después del procedimiento, al que habrían asistido unas 30 personas. Los involucrados ingresaron al Juzgado por calle Rincón y próximo a la hora 16 se conoció el dictamen del juez, siendo W.F.C.F. trasladado a la Dirección de Investigaciones para ser prontuariado. Minutos después, a las 17.10, el sujeto fue retirado esposado, con chaleco antibalas y rodeado de efectivos policiales que en forma inmediata lo trasladaron al centro carcelario.
Cuando era conducido al móvil policial, se escucharon insultos tanto de familiares de las víctimas como de personas que pasaban por el lugar y sabían lo ocurrido. “¡Te vas a pudrir en la cárcel!”, fue la expresión más escuchada.