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Paysandú, Martes 20 de Noviembre de 2012

Rubens Francolino insiste en la reparación de las “desastrosas” veredas de Paysandú

Locales | 17 Nov El edil nacionalista Rubens Francolino replanteó la necesidad de ejecutar “un proyecto serio e ininterrumpido de construcción y reconstrucción de veredas”. Agrega que “el estado deplorable que exhiben en todo Paysandú, nos muestra como una ciudad despreocupada por lo urbanístico y comunitario. Creo también que la administración que encare esta rectificación con voluntad de proponerse y concretar anuncios, pasará a ser de las mejor recordadas por nuestros vecinos”.
Entiende el edil que la actual intendencia ha dado pasos, (aunque en cierto modo positivos comparándolos con anteriores despreocupaciones) todavía tímidos si nos atenemos a la trascendencia de la obra en cuestión.
“Esta advertencia me permito hacerla con la autoridad que me da no sólo el proponer sino adjuntar a lo propuesto empeños, soluciones y hasta recursos económicos cuando tuve ocasión de administrarlos”.
Recordó que habiendo sido durante un año presidente de la Junta Departamental se comprometió, ante el intendente de turno, a ahorrar nada menos que 150 mil dólares del presupuesto de ese organismo para destinarlo a poner en marcha un proyecto de construcción y reconstrucción de veredas de su autoría, solicitando la contrapartida del Ejecutivo comunal por igual cifra, lo cual le fue prometido.
“Con gran sacrificio --dijo Francolino-- aún en un año en que debimos reconstruir en la Sala de Sesiones el hermoso techo y sus pinturas laminadas, logramos en base a ahorros que en nada perjudicaron el funcionamiento del cuerpo, ni su participación en eventos o congresos. Por entonces no eran tantos y nos permitíamos juzgar muy severamente la utilidad que podíamos lograr con nuestra presencia”.
“No existió contrapartida ni supe a qué otra obra fueron destinados aquellos 150 mil dólares y demás está decir que jamás empezó por cumplirse el proyecto que iba desde una intimación severa a los organismos estatales (empezando por casa con el ejemplo municipal) a que pongan en condiciones sus veredas, so pena de onerosas multas. La misma exigencia para los propietarios de costosas residencias que de puertas para adentro, con todo derecho, se rodean de lujosas comodidades pero que se desentienden de sus propias veredas”, reflexionó.
Recordó que para los vecinos de modestos o limitados recursos, se procuraba estimular la obra con exoneraciones o bonificaciones en sus contribuciones inmobiliarias. Pero para los que por permanente limitación de ingresos (caso de jubilados y pensionistas) “no pueden ahora y quizá en muchos años o nunca realizar esos trabajos, ahí la Intendencia debía quemar sus naves y empezar a hacerlas por su cuenta, recurriendo al Fondo a que hacía referencia con los recursos apuntados”. Francolino considera que una planificada reconstrucción de las veredas en Paysandú daría oportunidades de trabajo a mucha gente, “fundamentalmente para aquellos que sin recursos pero con ganas de ganarse su sustento, recibieran un apoyo inicial de la Intendencia”.
“Pongamos un ejemplo que rompe los ojos, en cualquier cuadra de cualquier calle de nuestra ciudad. Frente a infinidad de domicilios faltan unas pocas baldosas, cuya ruptura se va multiplicando día tras día por el despegue de las restantes y los cascotes que se originan, y hasta útiles son para que los vándalos las utilicen en sus ‘entretenimientos’ de apedrearse entre ellos o utilizarlos como proyectiles contra la propiedad privada”.
A los vecinos se les hace antieconómico llamar a un albañil para que les corrija el deterioro, “siempre y cuando consigan el operario para realizar un trabajo de tan poco costo. Otra cosa sería que alguien llame a su puerta y por un precio razonable les ofreciera colocar las pocas baldosas que le faltan”, evaluó.
“A nosotros se nos ocurría que la Intendencia, efectuando un llamado limitado de interesados en realizar la tarea, les proporcionara determinada cantidad de baldosas, un par de bolsas de cemento Portland (Ancap podría efectuar una donación) unos metros de arena y pedregullo que poco o nada le cuesta al ejecutivo y dotarlos de un carrito que pudiese ser anexado a la bicicleta o motociclo”.
“Las donaciones serían primarias hasta que el trabajador pudiese renovar los materiales con el producto de sus trabajos”, explicó.
El edil subrayó el valor social de una ayuda de esta naturaleza que “dignificaría la dignidad del trabajador y contribuiría a erradicar el deprimente estado de las veredas de Paysandú”.


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